Pérdida de brillo, cambios de color, mayor fragilidad son algunas de las consecuencias del abuso de las manicuras permanentes ahora tan de moda. Los dermatólogos de Grupo Hospitalario Quirón en Tenerife advierten que esta costumbre que se está instaurando entre la población femenina, además de enmascarar patologías que se manifiestan a través de las uñas, pueden provocar reacciones alérgicas e, incluso, la aparición de infecciones por hongos o bacterias.

La especialista en dermatología Nayra Merino explica que estudios científicos recientes han demostrado cómo este tipo de pinturas aplicadas con demasiada frecuencia generan una mayor tendencia a la fractura de la lámina ungueal, aunque aún queda por determinar si este daño es debido a la pintura en sí, o a los productos que utilizamos para eliminarla como la acetona. Además, se han relacionado con la aparición de manchas amarillas y granulomas de queratina (manchas blancas).

"De lo que sí no hay duda es que si se utiliza de forma permanente este tipo de esmaltes puede enmascarar enfermedades de las uñas o signos de otras patologías sistémicas, pues son claves en el diagnóstico de enfermedades renales, hepáticas, endocrinas y cutáneas", indica la doctora Merino.

Recuerda que cualquier producto químico puede causar daños en la piel y, por lo tanto, en las uñas y que, de hecho, en la consulta del dermatólogo cada vez es más frecuente atender a pacientes que han desarrollado una alergia de contacto o dermatitis alérgica de contacto a los químicos contenidos en las pinturas de uñas tradicionales.

Esto provoca no sólo inconvenientes en los dedos, sino que también puede ocasionar eccemas con mucho picor en los párpados, cuello y otras zonas de la piel. "Este problema es aún más frecuente en el caso de esmaltes semipermanentes", indica la especialista que se estima que un 6% de las mujeres desarrolla esta alergia, que puede evitarse utilizando esmaltes hipoalergénicos.

La doctora Merino señala que es importante evitar que nos recorten las cutículas durante la manicura, ya que esta práctica puede potenciar infecciones y provocar la inflamación de la piel situada en torno de la uña (paroniquia), que es muy dolorosa y que puede hacer que la uña crezca con alteraciones en su forma y grosor.

La especialista explica que en la actualidad existen, además de la manicura tradicional, otros procedimientos orientados a prolongar su efecto, a aumentar el tamaño de la uña o a solucionar alteraciones estéticas no tratables desde el punto de vista médico, como la falta de una uña por un accidente. Los principales son: gel, lino, seda, fibra de vidrio y acrílico (porcelana).