Las posibilidades que abre un paisaje volcánico a los ojos y el corazón de un artista resultan "infinitas". Y así lo transmite Jordi Isern (Barcelona, 1969) con la "fascinación" que representa "estar admirando el Teide y descubrir su naturaleza cambiante, la excepcional riqueza cromática", comenta entusiasmado, o bien quedar sencillamente cautivado por el "milagro" de ese rojo intenso de los tajinastes eclosionando entre el negro agreste de las lavas.

Este creador no esconde que ha hecho coincidir con el mes de mayo esta nueva visita a Tenerife, lugar al que denomina su segunda casa, para "disfrutar" y recrearse en el fenómeno de la floración de los tajinastes. Tal es así que ocho de los óleos que cuelgan hasta el próximo 26 de mayo en "El Recreo" se centran en esta especie vegetal, como parte de la exposición titulada "Soñando en colores", que se inaugura hoy, martes, a las 20:00 horas en el Círculo de Amistad XII de Enero de la capital tinerfeña, acto en el que se va a sortear entre los asistentes una obra original del autor.

Con una particular mirada y apoyado en una cuidada técnica, Jordi Isern muestra los perfiles del campo isleño, la belleza altiva de los tajinastes, la atmósfera variable de los valles, panorámicas junto a un mar de fondo, en incesante cambio, que conjuga con obras que nos asoman a su hábitat pirenaico, a la humedad de llanuras y ríos, o también a una parada en las masías, tan personales en su soledad.

La percepción de la luz, los estados de ánimo, las emociones suponen "un conjunto de impresiones" que el artista conduce hasta el lienzo con el propósito de compartir y provocar una actitud sensible. Y acaso de ahí la pervivencia del paisajismo, esa práctica innata de reproducir del natural, de ese arte fogurativo que ha acompañado al ser humano en su proceso vital y creativo y que en Jordi Isern cobra vida con rasgos personales.

Sobre su reciente visita a Japón explica el pintor que se trajo en el equipaje impresiones "muy vivas", un abanico inspirador acaso para futuras obras: "Que aquello es otro mundo no es una frase hecha, sino algo real", afirma, y relata cómo el 31 de marzo tuvo ocasión de observar a personas (millones en todo el país) que seguían de una forma reverencial el festival anual de los cerezos, detenidos y admirados ante una simple hoja con sus cámaras fotográficas. De los acuarelistas japoneses, Jordi Isern destaca su actitud en cuanto al culto al "detalle, el orden, la rigurosidad", explica, acaso una paradoja en una sociedad donde el ritmo y la pausa de lo natural se mezclan con una desenfrenada carrera por lo virtual. Eso sí, ahora toca soñar con los colores de Jordi Isern en "El Recreo".