Hace doce años el OAC del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife premió una serie de relatos que venía envuelta con el título "Flores para Irene", pero hasta hace unos días no había pisado la Isla que hoy deja tras participar en las VIII Jornadas Nnegra de Arona. El argentino Marcelo Luján (1973), finalista en VLC Negra con "Subsuelo", comparte candidatura en el premio que se fallará hoy con Alexis Ravelo ("Las flores no sangran"), con quien coincidió en la cita literaria aronera que se clausuró en la tarde-noche de ayer y en la que también estuvo presente la autora barcelonesa Rosa Ribas.

Si tuviéramos que tirar de un título cinematográfico, el más adecuado podría ser "Durmiendo con su enemigo", ¿no?

Alexis y yo somos buenos amigos; de esos que se apoyan mucho en lo que hace el otro. La casualidad y algún que otro éxito consolidó una situación que no está en riesgo por el hecho de competir en Valencia.

Las referencias que tengo de "Subsuelo" apuntan que es una novela atípica; un proyecto que se aleja de los convencionalismos del género.

Yo, sinceramente, creo que no es una novela policial, pero sí es muy negra. El concepto que tengo de negrura o de oscuridad me permite separar el polar del policial del negro...

¿Por eso no suele recurrir como elemento básico de su narrativa a un policía o a un investigador?

La investigación o el recorrido de un caso me interesa menos que lo que pasa desde dentro del personaje. Si el género negro es un país, el policial es una provincia de ese país. "Subsuelo", primero es una novela y luego hay que ubicarla. En este libro lo que hice fue sacar a un núcleo familiar de la interacción social para someterlo en una parcela en medio de la nada, en verano, le inoculé a cada personaje una gota de mal a raíz de un hecho extraordinario para ver cómo reaccionaban. Existen unos engranajes que se van moviendo a partir de unos sucesos muy simples; unos hechos que en cualquier caso se podían haber evitados y que derivan en la comisión de unos errores por parte de dos adolescentes.

¿Qué queda del periodista que se dio a conocer como escritor con "Flores para Irene"?

A ese libro de cuentos le tengo mucho cariño porque fue mi primera aventura literaria; algo que se hizo realidad después de ser premiado en Santa Cruz de Tenerife. Es muy difícil publicar una colección de relatos inédita y ganar aquel certamen me dio la posibilidad de realizar el tránsito de periodista a escritor. Llevo 15 años viviendo en España y creo que mi narrativa se ha adaptado a las reglas literarias de este país. De hecho, "Subsuelo" está escrita con un castellano español. Los latinoamericanos que vivimos en España tenemos un problema, entre comillas, de contaminación que, por ejemplo, no sufrió el Cortázar que residió en París, pero lo vamos superando.

¿En qué momento pasó de ser un cuentista a un novelista?

En América tenemos la fortuna de educarnos bajo la influencia de Rulfo o Cortázar; un hecho que se está dando con mayor frecuencia en España. Con esa base es inevitable pensar que nuestras primeras construcciones de ficción están conectadas con el universo de los cuentos. Hay muchas de esas historias que exceden el género por razones técnicas y, por lo tanto, el salto a la novela es un paso obligado. De la misma forma que hay textos solo tienen vida dentro de un cuento.

¿Es fácil vivir en esa línea que separa esos dos mundos creativos?

La historia es la que manda y la que decide el tiempo y el espacio narrativo. Mis tres novelas son distintas porque las historias son diferentes, pero si me salen negras es porque a mí me gusta mucho abordar el tema del mal en la sociedad: me gusta ir desde lo más pequeño, como el simple hecho de matar a una hormiga, o a una negritud de mayor magnitud. Resumiendo, no me planteo ser prisionero de un género; deseo que sean las historias las que me guíen.

¿Las hormigas tienen algo de especial en sus textos?

No recuerdo que hayan tenido la misma potencialidad que les he dado en "Subsuelo", pero son una metáfora interesante porque las hormigas me parecen unos seres extraordinarios. En esta novela van a representar todo lo que es subterráneo. Escribo de una gran colonia de hormigas que viven debajo de una casa centenaria y que todos los veranos se enfrentan a varios procesos de exterminio.

Hablando de exterminio, ¿este boom por la novela negra acabará creando su propio filtro, es decir, que al final se quedarán los autores que están convencidos de estar en el género negro?

No sé si hay autores que están escribiendo a posta para aprovecharse de un mercantilismo literario, pero a mí me interesa mucho la negrura, pero no me siento obligado a recurrir a un detective. Mis libros pueden ser verdes, negros o amarillos, pero en ellos tiene que existir una historia.