El filósofo Emilio Lledó ha sido galardonado este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2015. Se trata del tercer de los ocho galardones internacionales que convoca este año la Fundación Princesa de Asturias, y que cumplen con esta su XXXV edición.

El acta del jurado del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades define al galardonado, el filósofo Emilio LLedó, como "pensador de relevancia internacional y de trayectoria ejemplar en el ámbito de las humanidades".

Asimismo, se destaca que Lledó "concibe la Filosofía como meditación sobre el lenguaje y subraya la tendencia natural del ser humano hacia la comunicación. De este modo, hace suya la razón ilustrada a través de un diálogo que impulsa la convivencia en libertad y democracia".

Uno de los miembros del jurado, el catedrático de Ciencias Políticas Benigno Pendás, ha destacado tras la lectura del acta que "Lledó es una persona que no se ha encerrado nunca en sí misma y que considera que la filosofía no es algo abstracto y puramente ideal, sino que hay que dialogar, conversar, entender las razones de los demás para poder avanzar en la convivencia".

Por estos motivos Pendás ha considerado que el galardonado "conjuga bien el premio de humanidades y el de comunicación", uno de los factores que posiblemente más ha influido en el jurado.

El jurado, ha estado formado por Inés Alberdi Alonso, José Antonio Álvarez Gundín, Luis María Anson Oliart, Juan Barja de Quiroga Losada, Adela Cortina Orts, Víctor García de la Concha, Javier González Ferrari, Elvira Lindo Garrido, Miguel Ángel Liso Tejada, Emilio Morenatti Fernández, José Narro Robles, Benigno Pendás García, José Antonio Vera Gil, Enrique de Ybarra e Ybarra y Alberto Anaut González.

Una vida de libro

Carmen Sigüenza, Madrid, EFE El filósofo académico Emilio Lledó ha cruzado por todo el siglo XX y ha sufrido también lo mejor y lo peor de esa centuria, como la guerra civil, el hambre de posguerra, el franquismo o el muro de Berlín, un tiempo en el que no ha dejado de defender las humanidades, la educación, la memoria y el libro.

Una vida dedicada al pensamiento y a la educación y que ahora a sus 88 años está siendo reconocida con los muchos premios que este gran humanista, nacido en Sevilla en 1927, está recibiendo con humildad y humor, dos de las cualidades que visten a este creador infatigable, a este caballero de ojos azules que nunca pierde su pasión juvenil.

Hoy ha recibido el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades pero hace seis meses obtuvo el Nacional de las Letras, y antes el María Zambrano y también el Premio Antonio de Sacha y el Pedro Henríquez Ureñan, en México.

Emilio Lledó, que salió de España en 1953 para estudiar en Heidelberg (Alemania), donde fue alumno de Hans-Georg Gadamer, pasó por Berlín y en 1963 regresó con su mujer a una España gris, a la que volvió para dar clase y dedicarse a la educación, que es uno de los temas que más ha preocupado al filósofo, la obsesión de su vida, según dice siempre.

"Esa es mi obsesión -decía-, el planteamiento educativo. La función más importante es crear ciudadanos libres y críticos. Y el principio de una democracia es la defensa de lo público", comentaba el pensador en una entrevista con motivo de la publicación de su libro "Los libros y la libertad" (RBA)

"De mis libros, de las bibliotecas que he frecuentado, aprendí el diálogo y la libertad de pensar. Durante siglos, fueron los libros los vencedores del carácter efímero de la vida. Por eso, también fueron tachados, prohibidos, quemados, por los profesionales de la ignorancia y la mentira", escribía en ese volumen, un libro fundamental

"Pero siguen vivos -añadía-, tienen que seguir vivos, conservando la memoria y liberando y fomentando la inteligencia".

Lledó, que siempre ha defendido la belleza y la verdad, hoy es también un "indignado" más, muy crítico con la corrupción.

"Antes nos íbamos fuera y teníamos esperanza. Hoy estamos en el territorio de la desesperanza, que es lo peor", señalaba el académico en una entrevista con Efe.

"No hay que votar a los corruptos, y hay que luchar por que las humanidades no desaparezcan", recordaba este defensor de la memoria, cuya casa madrileña está forrada literalmente de libros.

Emilió Lledó ha entendido el misterio del tiempo a través de los libros, de las palabras que aparecen en ellos, y de entre esas palabras el filósofo siempre destaca tres, grabadas a fuego: "esperanza", "felicidad y "libertad de pensar".

Y así ha deletreado el mundo con títulos como "Memoria de la ética", "Elogio de la infelicidad", "El silencio de la escritura", "Días y libros" o "Los libros y la libertad", entre otros muchos".

Hijo predilecto de Andalucía, poseedor de la Cruz Oficial de la Orden del Mérito de la República Federal Alemana (2005) y la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, Emilio Lledo es el ejemplo del sabio ilustrado, con una vida de libro, cuyas páginas sigue escribiendo para bien de la humanidad.