Fue durante una visita al museo del Prado, mientras pegaba la oreja a las explicaciones de un guía, cuando se despertó en él la curiosidad sobre los secretos que esconden los cuadros, "como el error de representar los cuerpos de Adán y Eva con ombligo, cuando no nacieron de mujer y carecían de esa señal", explica.

Desde entonces, Manuel López Ramírez (Sevilla, 1949) asegura que mira estas obras de arte "de otra manera", convencido de que "hablan y cuentan historias", como la que inspira su novela y "ópera prima", titulada "El tercer cuadro", que ayer presentaba en el Real Casino de Tenerife.

Este piloto del Ejército del Aire ya retirado desciende a la tierra y construye desde la ficción una novela que, apoyada en el descubrimiento de una carta entre el pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo y el cardenal Granvela, desvela la existencia de un cuadro desconocido, una incógnita que abre un mundo narrativo en clave de investigación, sociedades secretas, organizaciones internacionales, intereses políticos y religiosos, aventuras, intrigas... que acompañan el objetivo de recuperar el cuadro.

"La obra mantiene un ritmo narrativo, un lenguaje ágil que ayuda a la lectura", sostiene el autor de unas páginas donde "se anda por la época presente y se vive en el siglo XVI".

Cuando profundizó sobre la obra "La Torre de Babel" le llamó la atención que Brueghel pintara una serie de tres cuadros, de los que se conservan solo dos, y con esas claves comenzó a desarrollar su historia.

La torre de Babel aparece en la Biblia describiendo el resultado del castigo divino a la soberbia de los hombres que, movidos por su ambición, quisieron tocar el cielo y a quienes Dios confundió y separó desde entonces creando las diferentes lenguas.

Para Manuel López, esta torre representa "la alegoría de una ciudad en expansión, multicultural, con inmigrantes en busca de trabajo...", circunstancias que pueden extrapolarse a la sociedad actual. "Y concebí esa tercera torre, ya levantada, como un canto a la esperanza, un final armónico para la humanidad".

Con la complicidad del herreño Matías Díaz Padrón, quien fuera conservador y restaurador jefe del Museo del Prado, y desde su conocimiento de la pintura flamenca, el autor incorpora a este relato de ficción el rigor de la documentación histórica.

A Manuel López, que se nutrió de fuentes científicas, le sorprendió la figura del cardenal Granvela, flamenco al servicio de los Austrias españoles, hijo del secretario del monarca Carlos I, poseedor de una pinacoteca y biblioteca excepcionales, de carácter humanista y que mantuvo una ingente relación epistolar con los artistas de su época.

Así, subraya que a un pintor como Pieter Brueghel, este cardenal le permitía ciertas licencias sobre "lo que decían sus pinturas", perceptibles en detalles como el de la obra "La Adoración de los Magos", por ejemplo, "donde la imagen de San José se representa mirado a un lado y hablando, en actitud despreocupada".

Y como la historia es algo vivo, Manuel López relata que con el libro ya escrito y registrado, en diciembre de 2011 se presentó la obra "El vino en la fiesta de San Martín", de Brueghel El Viejo, sobre cuya verdadera existencia debatían los estudiosos.

Autor:

Manuel López Ramírez

Título:

"El tercer cuadro"

Género:

Novela

Editorial:

Círculo Rojo.

Páginas:

448