El prolífico escritor y periodista tinerfeño Sabas Martín (Santa Cruz, 1954) presentó el pasado martes, en el Café Comercial de Madrid, ciudad en la que reside, la antología "Fe debida" (Ediciones Vitrubio, que abarca treinta y tres años de su escritura poética (1978- 2011). Este traducido autor necesita escribir para vivir, actitud que le ha llevado a dar una "vuelta de tuerca" a su faceta narrativa con la próxima presentación, en Idea Ediciones, de dos nuevas novelas, "La isla anterior", en la que conviven guanches y alienígenas, y "Absurdos mueren los ángeles", sobre una monja detective.

¿Qué significa "Fe debida" en su extensa producción literaria?

Como explico en el prólogo: "Debo a la fe ciega y absoluta en la necesidad de la palabra la más cierta razón de mi ser sobre la tierra". De ahí el título. Es la afirmación de mi condición humana y literaria, al menos así lo siento. Contiene una extensa muestra de treinta y tres años de creación poética, recorrida, libro a libro, desde mi primer poemario "Títere sin cabeza" (Premio Julio Tovar), de 1978, hasta "Ojos de calendario", el último publicado, en 2011, con el anticipo de algunos poemas inéditos. La publicación en Madrid de la Antología permite una mayor repercusión y propicia el encuentro con nuevos lectores fuera de las islas.

¿Cuáles son esos mundos que pretende abrir con su poesía?

Aquellos que surgen de mi propia necesidad para explicarme a mí mismo y al tiempo histórico en que vivo. Es una manera de contemplar la realidad exterior desde la más honda realidad interior. Escribo poesía, pues, para reconocerme en todo aquello que configura el existir y para revelar en las palabras mi propia condición.

¿Qué sendas utiliza para conseguirlo?

Decía Borges que la historia de la poesía se limita a repetir a lo largo del tiempo tres o cuatro motivos fundamentales: el amor, la muerte, el paso del tiempo... Pero que lo que importa es el cómo se expresa, cómo se evita la repetición de lo ya dicho. A un poema yo le pido honestidad, riesgo y, si es posible, excelencia. Yo intento, desde la más radical honestidad para conmigo mismo, arriesgar en los límites del lenguaje, evitando los lugares comunes y los tópicos establecidos. Y ojalá la excelencia se dé por añadidura... Soy un poeta que encierra en él a varios poetas. De distintas voces, de distintos planteamientos. Un poeta plural, de difícil etiquetación, ajeno a las normas de la tradición, procurando que el poema no deba querer decir, sino que sea, que se cumpla en sí mismo.

¿Y cómo cumple ese objetivo?

Fundamentalmente con la exploración en el lenguaje, desde el riesgo continuado de diversas indagaciones estéticas y variados planteamientos formales. Todo ello para que, como escribió Valente, la poesía diga con palabras todo aquello que no puede decirse con palabras. Pretendo que mi poesía, además de sed de comunicación, fuente de conocimiento y aspiración de revelación, sea, nada más y nada menos, que un milagro del lenguaje.

¿Cuáles son las claves de su lírica y qué desea compartir?

En la pluralidad de voces que configuran mi poesía, hay algunas constantes que la identifican. Yo señalaría la ironía como sistema crítico, la conciencia ética, la indagación en las formas del amor y en la condición de la muerte, y la recreación mitológica de la canariedad tanto desde lo legendario e histórico como desde la configuración de un imaginario geográfico y marino. Quisiera que la originalidad y la autenticidad fuesen las cartas credenciales de mi poesía. Y esas cartas son las que desearía compartir con el lector.

¿Cómo definiría su voz, o sus voces, qué las une?

Como una voz integral e infrecuente, con un mundo propio, por muy complejo y lleno de ecos y derivaciones que sea ese universo. Es, para mí, la voz de un náufrago en las islas del verbo.

¿Reconoce algún compromiso con la palabra poética?

Mi compromiso es el de ese náufrago en tierra firme que vive en los sueños y los silencios que pueblan la palabra. Escribirlos es pretender hacerlos ciertos mediante lo que he llamado "el milagro del lenguaje".

¿Qué le impulsa a escribir poesía y cómo se imagina a sus lectores?

Una radical y profunda necesidad interior para definirme a mí mismo en lo que queda escrito. A mis lectores me gustaría imaginarlos cómplices, compañeros en el asombro, descubridores de universos inéditos de emoción y sensibilidad. Pero eso nunca se sabe. Escribir se parece mucho a dejar huellas en la nieve. Nunca se sabe cuándo el sol acabará por deshacerlas.

¿De qué forma está Isla Nacaria presente en su obra poética?

En la construcción de ese imaginario insular a través del paisaje, la geografía, los mitos, la Historia que nos pertenece y a la que pertenecemos. El poemario "La Espiral" da buena muestra de ello, además de todas las referencias isleñas que recorren mi poesía.

¿Qué tiene entre manos?

Hay dos novelas cortas a punto de aparecer en Ediciones Idea. Son dos "novelas de género con una vuelta de tuerca". Una se titula "La isla anterior" y es un relato de ciencia-ficción "retrospectiva", que va hacia el pasado en vez de hacia el futuro como es habitual en el género. En el relato conviven guanches y alienígenas en un tiempo anterior al que registran las primeras Historia de Canarias. La otra novela es "Absurdos mueren los ángeles". Sus protagonistas son una monja ultraconservadora que comenta casos con su hermano que es secretario judicial. A ese clima detectivesco se unen los ecos periodísticos de la corrupción política actual. Son un divertimento literario.