La experimentación en el mundo del arte no tiene fronteras, sobre todo cuando se juega con el mundo de la percepción conceptual, caso de la artista Cintia Villavicencio (Tenerife, 1990), que presenta "Ex superioribus", en la pequeña sala del Área 60 del TEA, hasta el 6 de septiembre.

Esta propuesta visual fue presentada ayer por el consejero en funciones de Cultura del Cabildo de Tenerife, Cristóbal de la Rosa; la conservadora de las exposiciones temporales, Yolanda Peralta, y los actuales comisarios de Área 60, Bea Padrón e Israel Reyes, quienes conciben el museo como un lugar de reflexión y diálogo.

"Ex superioribus" es una especie de tríptico, proyectado de forma fija en el techo de la sala, integrado por treinta y seis imágenes repartidas en las tres secciones en las que está dividida la obra, una especie de ventana, que reproduce en picado distintos grupos de personas anónimas que pasean al aire libre. Las fotografías fueron tomadas desde la azotea del Museo Reina Sofía de Madrid, con la intención de originar un espacio con una realidad social alternativa, basada en el azar.

Villavicencio, técnico superior de Artes Plásticas y Diseño de Fotografía Artística por la Escuela Fernando Estévez, comentó que "siempre trabajo con el contexto. Digamos que me gusta alterar la visión y jugar con conceptos como el azar. Entonces trabajo con objetos, aunque en este caso son personas vistas desde arriba. Al cambiar de perspectiva, lo que me interesa es cómo esa persona deja de ser un individuo y se convierte en un grupo diferente".

Esta artista, que también ha realizado exposiciones convencionales de fotografía, en la pared y sobre papel, experimenta actualmente sobre el azar, "de cómo surgen las cosas, de cómo las variaciones que existen son aleatorias e infinitas. Como estoy hablando de elementos aleatorios, me interesaba hacer como un mosaico cuadriculado con cada una de las imágenes (...)".

Esta artista, que utiliza la fotografía digital como una herramienta, lo mismo que el vídeo, observa la realidad en este caso como si lo hiciera a través de un microscopio, motivo por el que sacó las imágenes en picado. Pero para apreciar la instalación hay que hacerlo en contrapicado, hacia arriba. "Es un cambio de perspectiva que obliga al espectador a posicionarse en cuanto a la imagen, es un juego en el que tiene que participar con lo que está pasando en la misma".

Ella reconoce que lo que le interesa es lo que quiere contar y como lo quiere contar. En este caso concreto, "Ex superioribus", lo que hizo fue volcar las imágenes en el ordenador. "Un programa informático dispuso aleatoriamente las fotografías como quiso. Entonces yo no controlo como va a salir la imagen. Me interesa que la composición final sea aleatoria, no pensada, que no haya una manipulación ni control por mi parte".