Lo de acometer en estos tiempos la publicación de una colección de textos literarios encierra mucho de carácter épico, casi de aventura, por lo ambicioso de un proyecto de esta naturaleza y las dificultades de implantación social de todo producto cultural.

Lo cierto es que más allá de ficciones, esta iniciativa precisa de apoyo institucional para su pervivencia, de ahí que el Gobierno de Canarias figure como el imprescindible "mecenas" que sostiene la edición de la recién nacida colección Biblioteca Atlántica, que ya desde este enunciado manifiesta su vocación de conformar un sólido corpus.

Bajo la coordinación de Juan Manuel García Ramos, catedrático de Literatura de la Universidad de La Laguna (ULL), y José Gómez Soliño, exrector de esta institución docente, con un consejo asesor en el que figuran Nieves María Concepción, Juan José Delgado, Alicia Llarena, Gonzalo Ortega y Francisco Quevedo, el proyecto se orienta a publicar libros, acompañados por estudios críticos, sobre escritores que permanecen ignorados en una y otra orilla del océano, pertenecientes a la denominada "comarca cultural atlántica" en la que se engloban los archipiélagos macaronésicos y los países americanos.

El director general de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Aurelio González, acompañado por Nieves María Concepción, doctora de Literatura de la ULL, presentaba ayer "Narrativa", una selección de la obra literaria de Antonio López Ortega, profesor y escritor venezolano, con la que se escribe el primer capítulo de esta colección.

Con el objetivo de construir las bases de un ideario capaz de articular el imaginario que defina y proyecte las señas de identidad del "atlantismo", este proyecto se abre como "espacio de reflexión e intercambio de ideas", señalaba Aurelio González, a partir del rescate ordenado de una literatura de frontera y de su singular aportación.

Antonio López, hijo, nieto y sobrino de emigrantes canarios, se mostró sorprendido y agradecido por el hecho de que la Biblioteca Atlántica haya decidido iniciar la serie con una compilación de su obra.

De madre palmera, una mujer protagonista de aquella "diáspora" que se vivió en la década de los cincuenta del siglo pasado, este escritor se considera integrante de "una comunidad atlántica", un sentimiento en el que se reconoce la asimilación del mito, la historia y también los lugares comunes, esas evidentes influencias del trasiego, de los constantes viajes de ida y vuelta que se van acumulando como un conjunto que aspira a convertirse en el ideario superador de la realidad insular.

"Las dos orillas se han alimentado la una de la otra", subrayaba López Ortega, quien apuntó en línea con este discurso la certeza de que un movimiento como el Modernismo latinoamericano no es posible entenderlo "sin la Generación del 98 española", un grupo de autores que, a su vez, pusieron su acento en la Generación del 27, cuya influencia, asimismo, alimentó los principios de la gran literatura latinoamericana que surgió a partir de 1940.

Con todo, Antonio López admite que en ese "contrapunto" se inscribe esta colección, que materializa "algo que se considera obvio pero que necesitaba concreción", dijo, y queda pendiente, como una deuda, que algún autor escriba la gran novela de la memoria de la emigración canaria a América.

Nieves María Concepción, que seleccionó los textos, precisó que de la lectura de esta compilación resultan perceptibles "la vocación viajera del creador, su condición errante"; referencias a figuras como "el mar y la isla; el paisaje volcánico", como en Breton o Saramago, que define como lunar, o vivencias autobiográficas, presentes en conversaciones, encuentros y anécdotas, considerados como "una literatura menor".