Con gesto cuidadoso y un destello en la mirada de evidente orgullo, tacto firme pero suave, casi como una caricia, el editor Manuel Moleiro -orensano y periodista antes que editor- va desplegando los "tesoros" con los que ha desembarcado en Tenerife, alrededor de una veintena de "clones" entre atlas y códices, libros de horas, biblias y tratados que desde hoy y hasta el próximo 29 de julio "iluminarán" la Sala MAC de la calle Robayna.

La exposición se inaugura esta noche, a las 20:00 horas, con una conferencia que bajo el título "Manuscritos iluminados: un símbolo exquisito de poder" ofrece Miguel C. Vivancos, doctor en Historia y exprior y archivero del monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos).

Este experto y brillante divulgador expondrá algunas de las claves que permitirán al visitante "viajar" en la historia y "navegar" hacia aquellos siglos donde los hegemónicos reinos de España y Portugal capitalizaban los descubrimientos.

En este escenario, la cartografía, llamada la "ciencia de los príncipes", representaba una herramienta de alto valor estratégico, más allá de su contenido artístico.

La cartografía representa el eje de esta exposición, que supone para el público la única posibilidad de admirar en el mismo espacio unas joyas bibliográficas dispersas por diferentes colecciones y países y, además, sin el contenido con el que aquí se exhiben.

Entre ellos, los tres atlas más excepcionales que se conservan. El Atlas Miller, realizado en 1519, considerado el monumento cartográfico más importante de todos los tiempos, con unas miniaturas de filigrana y que, como argumento para una novela, esconde "intriga y misterio". Como hecho relevante, se cartografió en vísperas del viaje de Magallanes alrededor del mundo.

También figura en la muestra el Atlas Universal, obra de Fernao Vaz Dourado, y el Atlas Vllard, que se elaboró en la ciudad francesa de Dieppe, y en el que la toponimia figura en idioma portugués. "Está orientado hacia el sur", tal y como se hacía en la cartografía musulmana, y en él se reproducen las Islas Canarias. Otra de sus singularidades reside en que por primera vez en un mapa aparece localizada Australia, 200 años antes de que la "descubriera" James Cook.

Esta colección ha viajado por el mundo y antes de arribar a la costa santacrucera -lugar en el que nunca antes había desembarcado- permaneció "amarrada" en el Real Alcázar de Sevilla.

Entre otros tesoros, Moleiro destaca obras como el Beato de Liébana; un Libro de Los Testamentos, "que conserva las mejores miniaturas que nos legó el arte románico", explica, además del tratado de alquimia más importante que se conserva, editado en Alemania, y que encierra los saberes que perseguían desentrañar la panacea universal y la recreación de la mítica piedra filosofal que convertía metales en oro. También se encuentra un Libro de Horas de Juana I de Castilla, precisamente quien otorgó su escudo a la ciudad de San Cristóbal de La Laguna.

"Y aunque existen imitadores, no llegan a la altura de nuestros trabajos", subraya Moleiro, quien precisa cómo las técnicas utilizadas para la reproducción de los códices, combinadas con la sabiduría y la artesanía del oficio, "nos permiten ser muy fieles al original". La empresa reproduce todo tipo de obras de arte generalmente realizadas sobre soporte de pergamino, vitela, papel, papiro, etc., entre los siglos VIII y XVI bajo la forma, en la mayoría de los casos, de libro iluminado. Encuadernados y editados sobre un papel especial fabricado a mano, "nuestros códices reproducen todos los matices de las pinturas, el pergamino, oros, platas...". Un trabajo de Moleiro es algo más que un facsímil, se trata de auténticos clones del original.

De su reputación valga que el 15 de octubre de 2014, Francia montó una exposición para conmemorar los 800 años del nacimiento de San Luis y había 180 piezas, todas originales, menos la Biblia de San Luis, obra de Moleiro.

La nómina de clientes se enriquece con el Metropolitan Museum of Art de Nueva York; Museo Arqueológico Nacional de Madrid; Biblioteca Francisco Zabálburu y Basabe de Madrid; Museo Diocesano de Arte de Girona; Biblioteca Nacional de Rusia en San Petersburgo; Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo, Biblioteca Casanatense de Roma...

Y ahora "ilumina" la MAC.