Admite que volver a dirigir este musical le provoca una emoción especial a la que dedicó tres años de investigación. "Hice muchas preguntas y no todas las contestaron. Algunas, incluso, fueron silenciadas con las miradas de las personas que conocieron de cerca a la protagonista de este musical", asegura Jaime Azpilicueta en relación al título que mañana, a partir de las 18:00 horas, se estrena en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife. La apuesta, al igual que ocurrió con "Jesucristo Superstar", es casi cien por cien canaria: solamente él -aunque sea por dar oficialidad al Registro Civil-, el argentino Julio Awad e Inma Mira (Evita) rompen el pleno insular.

Azpilicueta, que tiene previsto estrenar "Cabaret" en la Gran Vía madrileña en septiembre, precisa que trabajar sin estar bajo la lupa americana es una sensación muy gratificante. "Con Evita nos sometemos a la empresa que tiene los derechos de su puesta en escena (Andrew Lloyd Webber), pero el margen de maniobra es mayor porque se trata de una producción que está dirigida por Auditorio de Tenerife. En ese sentido, aquí sí tengo la sensación de estar flotando en el mar... De la otra forma, cuando te marcan el trabajo que tienes que hacer es como si estuvieras metido en una jaula", compara respecto a una aventura que tratará de conquistar al público tinerfeño los días 4 (18:00 y 21:00 horas); 5 (18:00 y 21:00 horas), 6 (18:00 horas) y 7 de julio (18:00 horas).

El creador vasco, que hace 34 años enseñó este título en Madrid con un reparto que estaba encabezado por Paloma San Basilio -con la andaluza Mia Patterson como cover- y Patxi Andión, reconoce la importancia de fidelizar a una audiencia en el arranque del mes de julio. "Si el público se toma como una tradición que cada verano se programe un musical de calidad creado en Tenerife estamos generando algo interesante", aclara.

Jaime Azpilicueta, que dice no tener miedo a que muchos lo puedan ubicar como una especie de director de cámara del Auditorio de Tenerife, persigue unos niveles de aceptación popular igual de altos que la producción que llevó su firma en las últimas navidades. "Cuando mañana se suba el telón aspiro a que esta Evita esté al nivel, o incluso supere, a la de Broadway, Londres o Madrid... Que el público que haya podido ver este musical en esas ciudades diga al final de la función que no desmerece a las otras; que esa gente vuelva a casa pensando que nuestraEvita es mejor por muchos motivos: por la pasión que le ponemos, porque los medios con los que contamos son suficientes, porque el vestuario es excelente y por el hecho de saber transmitir las emociones, que fue lo que nos dio el éxito cuando interpretamos Jesucristo Superstar", vaticinó el que fuera regidor de la elección de la Reina del Carnaval de la capital tinerfeña.

"Si en el teatro no existe la emoción no hay nada... Te puedes morir de risa, pero sin emoción todo es menos verdadero", añade un maestro escénico que al inicio de esta entrevista saca del baúl de los recuerdos unas instantáneas fechadas hace más de 30 años. "Al estreno de Madrid acudieron los reyes. Doña Sofía la había visto en Broadway y preguntaba cosas referidas a por qué aquí era así y allí de otra manera. El rey, en cambio, estuvo más callado, pero ocurrió una anécdota que se confirmó días después. Su majestad me contó que el príncipe no había tenido ocasión de venir al teatro. Al cabo de los días, sin nada de protocolo, se presentó don Juan Carlos con el ahora Felipe VI. Nos enteramos de que venían y le dimos un programa de lujo y un cassete con la música de Evita. Se marcharon encantados, pero al día siguiente nos telefoneraron de la Casa Real para decir que aquello no sonaba. La probabilidad de que eso pasara era una sobre un millón, pero le tocó al príncipe. ¡Le mandamos otra!".