En la mañana de ayer se subía literalmente por las paredes; no paraba en busca de una solución para "un problema absurdo". Miguel Rodríguez, director del Festival Internacional Canarias Jazz Mas Heineken, que desde hoy y hasta el 11 de julio propone conciertos, no entiende cómo a pocas horas de comenzar a sonar la vigesimocuarta edición, "un técnico" del Ayuntamiento de Santa Cruz cuestione, en base a unas quejas vecinales, la idoneidad del escenario que se habilita en la zona anexa al Auditorio de Tenerife, junto al Castillo Negro, esgrimiendo "el ruido" como razón para justificar su traslado.

A juicio del promotor musical, este funcionario "desafina" cuando pone "sordina" al jazz y entiende que en su celo al aplicar la norma "equipara el festival con una verbena", más aún cuando esta cita "nunca ha creado problemas" de orden público.

Y denuncia que está harto de sufrir una actitud que interpreta como "agresión", si bien confía que, como todos los años, el concejal y el alcalde intervengan finalmente para resolver el asunto.

Tras respirar hondo y repasar el tiempo transcurrido, Miguel Rodríguez valora lo que considera un "trabajo de calado" a lo largo del tiempo, resultado de "la ilusión para hacer realidad un sueño" que ahora se enfrenta a los golpes de una crisis que lo ha cambiado todo. "Te acostumbras a trabajar a un nivel y los recortes te obligan a hacer virguerías para mantenerlo" y ser capaz de ilusionar al público.

Lo cierto es que el calendario musical de Canarias no se concibe sin esta cita. De hecho, el Archipiélago ha consolidado una comunidad que "adora" el jazz "y esos fieles representan un grupo especial en el diseño del programa", explica el director, que no olvida tampoco la necesidad de incorporar nuevos públicos a un género tan singular.

Con todo, la armonización de un cartel "obliga a estar muy al día" y sintonizar lo que suena en un ámbito tan variado como el jazz, precisa Miguel Rodríguez, quien destaca que esta edición retoma los primeros días de julio para el arranque y que, tras cuatro años de ausencia, recupera el referente del Puerto de la Cruz, sede que suma el valor de su perfil turístico.

De alguna forma, entiende que este festival "ha alimentado una cultura jazzística", estimulando a "músicos isleños a salir a estudiar fuera" y crecer. De ahí que se les considere por su "magnífico nivel".

También subraya la mezcla de "artistas premiados" junto a valores emergentes, además del "cruce de músicos" que el festival provoca entre Tenerife y Gran Canaria, la participación de bandas canarias...

Y se va con su música a la próxima edición, la que conmemora los veinticinco años, y sueña, tararea, improvisa... "El jazz tiene la virtud de fusionarse con cualquier sonido", comenta. Quizá por eso su registro sea tan amplio y universal, más allá de funcionarios y normas.