La pieza ha seguido un itinerario similar al de su creadora, Carmen Hernández -también intérprete de la obra-, una andadura que nació allá por los tiempos del trabajo final de un máster de Teatro Clásico de la Universidad de Alcalá de Henares, que obtuvo la calificación de matrícula. Y sería tras recalar en la Isla cuando aquesta autora, animada por profesores y la compañía Tamaska, se decidió a crear "Y el verbo se hizo mujer", un texto que vuelve a su origen, escenificado hoy por la compañía Tamaska en el Festival de Almagro, a las 21:00, en la ermita de San Ildefonso.

La directora artística y responsable de la puesta en escena, Josefa Suárez, destaca del montaje lo que representa de "revisitar los clásicos", por cuanto supone un trabajo intelectual y de investigación que hace "visibile" a la mujer de la Edad de Oro.

Así, desde la selección y adaptación de fragmentos de autores como Calderón, Cervantes, Tirso de Molina, Quevedo y Lope de Vega, "y con un excelente trabajo del verso y actoral" en las interpretaciones de Carmen Hernández y Francisco Vera, precisa la directora, esta pieza descubre perfiles "protagonistas" de una mujer transgresora del orden social de la época, con voz propia y en búsqueda constante de libertad, que no se conforma con su destino sino que lucha, piensa, toma decisiones y actúa.

Además, la directora destaca cómo paralelamente esta pieza también ser abre a una "versión didáctica, orientada al alumnado de Bachillerato", que representa una manera de llevar los autores clásicos al nivel escolar.

Francisco Vera, actor y maestro de esgrima, frasea cómo las andanzas de este par de cómicos de la legua representa "un paralelismo con la vida del propio actor" y silabea con brillo en los ojos lo especial que supone acudir a un festival como el de Almagro, rodeado de profesionales y de crítica; de tablas y tramoya. "Un festival representa bien ese perfil: la palabra, el sentido del verbo, la convención del verso, trabajar sin cuarta pared, en contacto con el público".

De ocho a diez roles diferentes interpreta junto a Carmen Hernández -en dos minutos hasta llega a transformarse en tres personajes diferentes-, sobre un escenario que se apoya en proyecciones y transparencias dando lugar a un espectáculo poético-visual en el que la palabra, el juego, el gesto, la música, el baile y la esgrima se fusionan confluyendo en una "pieza atractiva, amena y divertida", sostienen sus protagonistas, donde se mezcla lo cómico con lo dramático, lo sublime con lo popular, en una atmósfera de época que se trasnsforma en universal.

Arriba el telón.