Hay quienes conciben la música como la propia respiración. "Es el reflejo de la vida misma", dice con un tono suave de voz el trompetista Theo Croker (Florida, 1985), que con su banda DKVR Funk anoche "fusionó" sus sonidos con los alisios y el rumor de la mar en la plaza del Auditorio, en el Festival Jazz & Mas Heineken.

Este joven talento sostiene que la música es una prolongación de "lo que comes, vives y sientes", una melodía personal en la que suenan "las experiencias, los viajes a otros lugares que te acercan a conocer nuevas gentes y culturas". Y sentencia: "Sin la música moriría".

Y de ahí esa estrecha relación, el apego que establecen los intérpretes con sus instrumentos: una íntima historia de amor. De hecho, Croker se acompaña en sus actuaciones de una trompeta que le regaló su profesor Marcus Belgrave -fallecido el pasado mayo y mentor de una generación de músicos-, de la que solo existen dos en el mundo: la del maestro y la suya.

Es la primera vez que este neoyorquino viene a Canarias y con una sonrisa que suena a sinceridad, a pocas horas de subirse con su grupo al escenario, este "frontman" (líder) espera que "mi música sea capaz de transmitir energía al público y también recibirla de ellos".

Desde la tradición jazzística heredada de su abuelo, el mítico Doc Cheatman (ganador de un Grammy) y las influencias de los "clásicos" (Miles Davis, Roy Hargrove, Dizzy Gillespie o Roy Eldridge), Theo Croker incorpora al jazz "la marca de mi lenguaje", que como elemento vivo ha ido evolucionando, y de ahí que su propósito sea reflejar a través de sus sonidos "lo que siente la nueva sociedad americana", con una fusión de salsa, rock, disco, rap, hip-hop, afroamericana, un estilo sin etiqueta.

En la línea de Christian Scott, "un gran amigo" y renovador de la trompeta, respeta mucho a los viejos jazzistas "con quienes mantengo una buena relación", pero entiende que es casi ley de vida que la ortodoxia se enfrente a la vanguardia, "aunque también muchos de los mayores apoyan lo que hacemos los jóvenes".

Del Festival de Jazz Canarias & Mas explica que "dentro de la variedad de estilos mantiene una cohesión lógica en el programa" y desvela que le encanta "el flamenco", sobremanera la figura de Paco de Lucía.

De su mentora Dee Dee Bridgewater, a la que conoció en Shangai y con la que ha compartido discos y actuaciones, destaca la gran exigencia de esta "voz única", una desprejuiciada y coqueta dama del jazz.

Y aunque prefiere los locales "porque el sonido está más recogido y el balance es más claro", Theo Croker admite que junto a su banda está empezando a experimentar el encanto de los espacios abiertos, "un fedd bacjk que no se da en espacios interiores".