Un hilo musical que estiliza y proyecta sobre nuestras cabezas las notas invisibles del saxo de Kenny G envuelve una entrevista que nace entre unas tostadas, mermelada, mantequilla y un café con leche poco manchado que Antón García Abril, compositor y música, se toma antes de realizar una petición al camarero. "Por favor, me puede traer uno que tenga menos leche", apostilla el maestro que el año pasado recibió el gran premio de Fimucité, un galardón al que este turolense da nombre. "Un compositor sin personalidad es incapaz de crear algo que perdure en el tiempo", precisa.

¿De qué manera han condicionado las nuevas tecnologías el trabajo de un compositor de música de cine?

Menos de lo que muchos puedan pensar... La idea musical es lo que marca la composición. Si esta no aparece, de poco sirve tener más o menos medios técnicos. No soy un producto de la era de los ordenadores, pero sí que trabajé con sintetizadores y conozco lo que significaba buscar una fusión de sonidos.

¿El compositor debe vivir en su tiempo o ir en busca del futuro?

Eso es imposible... Nadie puede saber de antemano qué moda se va a instaurar dentro de unos años. Lo que sí se puede es investigar algunos procedimientos que no se hayan explotado correctamente. Cada época tiene su propio destino y salirse de él es intentar jugar a un futurismo inexistente.

¿Pero, precisamente, en la IX edición de Fimucité se estableció un "juego" entre el pasado, el presente y el futuro?

Pero es que lo que tiene futuro es la música del pasado que hoy aún perdura... Los grandes compositores, independientemente de que hayan escrito música de cine o no, que permanecen en nuestra memoria son los que hicieron música de su tiempo y en muchas ocasiones dando un paso atrás... Las vanguardias son muy buenas para abrir caminos, pero nada más. Eso muere para siempre cuando no evoluciona hasta el estadio de lo tradicional.

Los creadores de bandas sonoras del pasado lo tuvieron tan difícil como los actores. Sobre todo, si comparamos la visibilidad que hoy en día tienen los nuevos compositores españoles, ¿No?

Eso es cierto... Los compositores españoles de hoy tienen campos abiertos no solo en este país, sino en lugares a los que antes era imposible de llegar como son los Estados Unidos. En mis tiempos era imposible pensar que algo que yo creara tuviera cierta repercusión en Hollywood.

¿Desde fuera se percibe que las bandas sonoras de hoy buscan un mayor impacto; que la música no sea el relleno de una película?

Eso tampoco ha cambiado tanto (silencio)... El mayor impacto es crear música como la que oyeron los espectadores que acudieron al concierto "The french connection", es decir, una música arrebatadora y de gran personalidad.

¿Todo se reduce al final a una cuestión de personalidad?

¿Personalidad? Personalidad, intuición, talento, trabajo...

¿Qué es lo que convierte a esa música en eterna?

Lo que tiene es la fuerza de la expresión que la música necesita para ser reconocida. La música que no tiene una profundidad lírica-dramática y, sobre todo, que no es capaz de tocar lo espiritual se muere muy rápido. Eso es lo que buscaba la música de cine en los 70, 80 y 90, y lo que persiguen dos décadas y media después.

Bruce Broughton asegura que siempre intenta poner algo de su ser en una pieza...

Yo también (ríe). Un compositor sin personalidad ya se puede empeñar en buscar el éxito que no lo hallará jamás.

¿Cómo afecta la crisis a la composición?

La música se hace visible a través del intérprete, que es algo que no siempre es necesario para dar forma al arte... Si no le das medios es imposible trabajar: no da igual trabajar con una orquesta de 200 músicos que con un grupo de 50.

¿Y usted, volvería a trabajar para la industria del cine?

Levantar una partitura cuesta mucho dinero... Hace años que no compongo para la industria del cine, pero cuando la hacía los que pagaban aceptaban mis condiciones, pero sí... Volvería a escribir música de cine si el encargo fuera muy sugerente. ¿Por qué no?

Nacido en la localidad aragonesa de Teruel hace 82 años, Antón García Abril da nombre desde al Premio Fimucité que este año el jurado del Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife concedió a Bruce Broughton y al fallecido François de Roubaix. Premio Nacional de Música en el año 2006 y VII Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria, el catedrático de Composición y Formas Musicales del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid es el autor de la música que se incluye en producciones cinematográficas españolas como "Sor Citroën", "El turismo es un gran invento", "Crimen imperfecto", "Vente a Alemania, Pepe" o "Las Ibéricas F.C.". Retirado desde hace unos años del mundo de la composición para la industria del séptimo arte, la obra de García Abril también se reconoce en cuanto se escuchan los primeros acordes del programa "El hombre y la Tierra" que dirigía el difunto Félix Rodríguez de la Fuente. Al margen de esa famosa colaboración, el músico español es el autor de las partituras que sonaron en series de Radio Televisión Española tan clásicas como "Fortunata, Jacinta" o "Ramón y Cajal", y "Anillos de oro", o títulos más recientes como "Segunda enseñanza" o "Brigada Central".