Este autodidacta procede de una familia vinculada a la música, de credo evangélico. Su madre, profesora y directora de coro, y su padre, al menos en su época de soltero, clarinetista en una banda.

Así creció, al compás de un hogar donde la comida se preparaba entre canciones y "eso se contagia", dice convencido Naudo Rodrigues (Recife, 1961), un músico, y sobre todo una persona, que ha cautivado a quienes han tenido el privilegio de escuchar la magia de los acordes salidos de su guitarra y la sinceridad de su sonrisa.

Con naturalidad y la distancia del tiempo transcurrido, Naudo recuerda cuando salió de su país en 1989, junto a un grupo de amigos, con destino al sur de Gran Canaria, animados por el propósito de triunfar musicalmente. "Pero la experiencia no resultó", quizá por la inmadurez o también por las dificultades del idioma.

De los ocho componentes de aquel improvisado conjunto, y tras "un motín", cuatro decidieron quedarse en Gran Canaria y otros tantos se dirigieron a Tenerife, "al hotel Maritim", para cubrir como suplentes, durante quince días, al grupo titular. La experiencia, claro, tenía fecha de caducidad y Naudo optó entonces por dar el salto a Lanzarote. Y allí le sonrió la fortuna: el destino quiso que en tierras conejeras conociera a Rosa, una zamorana que desde entonces se convirtió en su pareja.

Ambos, animados por los sueños de juventud, se lanzaron ala aventura de la vida, a descubrirse, y permanecieron dos años en Portugal, con un hermano de Naudo, también músico. Pero el artista tiene corazón de nómada y la pareja se fue con la música a otra parte.

Aprovechado que se encontraban en la Península Ibérica decidieron recalar en Zamora, la tierra natal de Rosa. Bastó con cruzar la frontera. "Ahí me incorporé a una orquesta de las que van de pueblo en pueblo y de verbena en verbena", recuerda Naudo. Y precisamente, integrando esta formación, fue como incorporó a su "disco duro" los compases de "pasodobles, coplas y toda esa música española que desconocía".

Pero esta partitura también tuvo un compás final y allá por enero de 1993, Naudo y Rosa abandonan la meseta y ponen rumbo a Tenerife. "Nos atraía el Carnaval, el clima, y nos parecía que representaba un lugar adecuado para iniciar algo nuevo". Y no quiere decir que todo haya sido idílico: "Nos ha pasado un poco de todo".

Ya en Tenerife, Naudo recuerda con cariño su época en El Postre, cuando las cuerdas de su guitarra sonaban a ritmo de folías, isas, boleros, y también el ritmo de "muchas amistades".

Uno de sus periodos más fructíferos "suena" con los ocho años de vinculación al hotel Bahía del Duque, en el sur de Tenerife, donde comienza a desarrolla su perfil como músico ambiental, con una relación de títulos "a la carta" (miles) que interpreta en función de los gustos del cliente y que ha marcado su trayectoria.

Con todo, uno de los mayores impulsos a su proyección musical llegó gracias a un amigo, Juan Ignacio Moreno, que grabó algunos de sus temas y los colgó en YouTube, logrando amplificar la figura de este brasileño, de corazón tinerfeño, que habla con un cariño especial de sus dos hijos: Daniel, de 22 años, y Paula, de 14, "muy chicharreros".

Con la compañía de su guitarra semiacústica, "La Rubia", que así la llama por el color de su madera, Naudo suma a sus actuaciones regulares la participación en bodas, bautizos, comuniones, cumpleaños... celebraciones de todo tipo donde pone su particular nota de color y hasta sus "golpes" de humor. Con una sonrisa ancha.

Naudo Rodrigues

MÚSICO

Agenda:

Lunes, martes y miércoles Monkey Bravo, Playa de Las Américas.

Viernes El Guachinche del Jamón, Los Baldíos.

Sábado La Taberna del Pirata, La Laguna.