A la cuestión de si son reales los fantasmas, este creador de historias no duda y habla prácticamente por boca de Juan Luján, un aspirante a convertirse en escritor y el protagonista de "Ecos", tal es el título de la novela de Tomás Felipe (Cádiz, 1957), editada por Idea y Aguere y que aparece registrada, al menos de momento, como el último título que integra la excelente colección G21 Narrativa Canaria Actual.

Pero dejando a un lado ese renglón de la realidad y penetrando de nuevo en el plano de la ficción, Tomás Felipe ha decidido situar su historia en un espacio que al lector isleño le resulta "reconocible", una extensa finca próxima a la ciudad de La Laguna, una hacienda con caserón incluido que el protagonista recibe como legado tras la muerte de su padre.

A partir de esta localización se va construyendo un mundo particular y un ambiente generador de un clima de suspense, al estilo de los relatos góticos del maestro Edgar Allan Poe, alimentando un misterio que está relacionado con los "fantasmas" que protagonizan esta historia, bastante alejados de la representación al uso; no se trata de ánimas, ni de seres venidos de otros mundos, sino que se traducen en "la corporización de las obsesiones", explica el autor.

En definitiva son "los ecos, las situaciones del pasado, los recuerdos de las personas que se han perdido" y que rodean a este Juan Luján, un personaje asocial, que "vive como vive, sin apenas amigos, alejado de todo contacto con sus semejantes", de tal manera que va edificando un imaginario que tiene algo en sí mismo "de recreación infantil, del amigo de lo invisible, a partir de seres inventados".

Si el sueño de la razón produce monstruos, y así lo representó la genialidad de Francisco de Goya, la soledad provoca fantasmas y "en ella habitamos", precisa Tomás Felipe.

Precisamente, la historia narra la convivencia que mantiene el protagonista en ese caserón acompañado por unas voces que le conminan en susurros a que busque un heredero para la propiedad, que lo empujan a redactar testamento, "pues ya no queda mucho tiempo...", refiere la sinopsis.

Y así, en un estado demencial, con episodios delirantes, el protagonista comienza a dudar de su propia cordura, de su verdadera naturaleza humana, circunstancia que lo empuja a acudir a la consulta de un psiquiatra en busca de ayuda profesional y que , incluso, lo arroja en los brazos de una médium, pero sin encontrar respuestas a sus interrogantes vitales.

Otra vez la ambientación al estilo del maestro Edgar Allan Poe, la adecuada dosis de misterio y el halo de terror que presiden la escena.

Así, y como buen amante del género negro, Tomás Felipe decide en este momento del discurso narrativo darle una vuelta de tuerca a la historia y aumentar un punto la tensión, el ritmo de la incertidumbre y el suspense, la intensidad...

La historia se enreda y la situación se complica cuando surgen una serie de inexplicables muertes que se localizan en el interior de la finca propiedad de Juan Luján. A esta altura, la realidad y la ficción se alternan y confunden en la novela.

La policía, entonces, comienza las preceptivas investigaciones y se repiten las indagaciones que se orientan a despejar las causas de los mortales sucesos. Las dudas, las preguntas, las sospechas surgen de nuevo mientras la locura acecha la mente del protagonista.

¿Quién ha matado a esas personas?... ¿Han sido esas apariciones?... ¿Acaso he sido yo?

La respuesta está en un libro.

El autor y su obra. Tomás Felipe nació en Cádiz en 1957. A la edad de diez años su familia se traslada a la antigua colonia española del Sahara Occidental, donde permanece hasta 1974. Cursa estudios de Derecho en La Laguna y en 1989, por motivos de trabajo, se traslada a la isla de El Hierro, donde desarrolla la pasión de su vida: la literatura. Es autor de "Extraño en su mundo" (Ediciones Aguere, 2012) y "Pasa la tormenta" (Baile del Sol, 2013) y "Ecos" (Idea-Aguere, 2015) es su tercera novela publicada.