A pesar de su título, "What went down" (lo que cayó, en español), lejos de hincar la rodilla, lo nuevo de la prestigiosa banda británica Foals es, según indican ellos mismos, "el álbum con más energía de su carrera", tal y como muestran en vigorosos sencillos como "Mountain at my gates".

"Habla de los obstáculos en el camino y de la luz que te guía a través de ellos. Es como un desafío, visto de forma optimista, porque apuesta por la superación", explica su vocalista Yannis Philippakis en una entrevista con Efe, ante el lanzamiento del tercer álbum de su carrera.

"What went down" (Warner Music) se publica después "Antidotes" (2008) y sucede en el mercado al celebrado "Holy fire" (2013), que incluía éxitos como "My number" o "Inhaler". De aquel disco, dicen, aprendieron a "permitir que esta vez fuese el instinto el que dirigiera el proceso".

"No hay que intentar controlarlo todo, sino involucrarse de una manera más libre, basada en la intuición", cuenta este guitarrista e intérprete inglés nacido en Grecia, sobre los supuestos que les han guiado en la elaboración de su disco "más honesto".

En esa misión les ayudó el productor James Ford, experto en música electrónica como miembro de Simian Mobile Disco y, al mismo tiempo, colaborador de artistas de rock como Florence The Machine y The Klaxons y, más aún, responsable de los cuatro últimos álbumes de Arctic Monkeys, de "Favourite Worst Nightmare" (2007) a "AM" (2013).

"Ha sido una grabación muy con los pies en la tierra. La aproximación a cada canción se ha hecho con mucho cariño y respeto. En ese sentido, ha sido algo refrescante y honesto, nada pretencioso", dice.

Tras su paso el pasado mes de julio por el Low Festival de Benidorm (Alicante), donde protagonizaron uno de los mejores conciertos de este edición, Foals volverán a España en unos días para tocar en otro gran foro musical del país, el DCode Festival de Madrid, donde ya tocaron hace años.

"Cada vez que hemos actuado en España, el concierto ha sido maravilloso gracias al público. Aún recordamos la primera vez que lo hicimos, en la sala Razzmatazz de Barcelona", admiten sus compañeros.

Su objetivo, desean, es que cada vez que se suben a un escenario, especialmente en estos eventos multitudinarios en los que no todo el público pertenece a su parroquia, quien los disfrute se vaya a casa "pensando que han visto a una de las mejores bandas en vivo del mundo, que sientan la energía y la pasión".

Después de algunas declaraciones incendiarias, en las que Foals se mostraron bastante críticos con los servicios musicales de reproducción en línea como Spotiy, el llamado "streaming", Philippakis se muestra ahora más comedido.

"Está claro que el ''streaming'' no es el final del mundo", comienza diciendo, antes de alertar de que la estructura que están construyendo estas empresas, a las que se acaban de sumar Apple Music y Tidal -el servicio de Jay-Z y otras megaestrellas-, "destruirá la parte creativa si el dinero no fluye también hacia los artistas emergentes, no solo hacia los grandes".