Una única actriz, una escenografía dominada por una atmósfera saturada por la imagen y la luz y, sobre todo, el sello de La Fura dels Baus. Esos son los ingredientes esenciales del espectáculo que esta noche, a partir de las 21:00 horas, representará la artista argentina Vanessa Papa en el teatro Leal de La Laguna. "Temptacions" se muestra por primera vez en Canarias avalada por unas críticas generosas. "Es un formato pequeño; muy temperamental y con una gran emotividad, en el que se concentra toda la esencia de lo que somos", afirma Miki Espuma, uno de los seis directores artístico de la compañía de teatro catalana. En plena crisis, este creador realiza una actualización electrónica y libre de "La historia de un soldado", de Igor Stravinsky. Papa se muta en un militar desertor que vende su alma al diablo a cambio de una riqueza que le permite exhibirse a través de las redes sociales, pero eso no es una garantía para encontrar la felicidad.

¿La crisis es un pilar fundamental en esta producción?

Cuando Stravinsky escribió en 1917 esta obra se vio claramente influenciado por una conciencia de crisis. Esa anécdota se explica en la introducción de "Temptations". Estaba arruinado y se rodeó de un grupo de amigos para dar forma a un proyecto de formato pequeño que pudiera ser llevado por las ciudades y los pueblos sin que les ocasionara demasiados gastos. Casi un siglo después ese planteamiento cultural es de máxima actualidad.

¿Hay, por lo tanto, una clara intención de conectar esos dos instantes creativos?

En mi caso lo hice con toda la voluntad del mundo; yo quería mostrar un espectáculo de crisis sin que se perdiera lo más básico de La Fura dels Baus, que es el trabajo físico y la relación con la tecnología. Este es un proyecto intimo, pero que usa los mismos resortes que ha tocado siempre La Fura. Eso sí es intencionado...

¿Pero esa crisis, con matices económicos pero también culturales, todavía no está resuelta?

Que va... Para arreglar todo lo que han roto vamos a necesitar mucho tiempo. Como mínimo no se conseguirá hasta que los que toman decisiones políticas se den cuenta de que a la cultura hay que mimarla. Hace poco leí un texto de Víctor Hugo, también con una antigüedad considerable, en el que incidía en el hecho de que es imposible alcanzar la felicidad mientras no se mire a la cultura de otra manera. Ese desprecio hoy es una constante.

¿No debe ser nada fácil pasar de un proyecto gigantesco a otro más minimalista como "Temptations"?

Pero eso es un gran ejercicio artístico de creación, ¿no? Hace unos días estuve trabajando en el Festival de Rock Oxfordshire (Wilderness) con un equipo formado por 150 personas que vieron más de 30.000 espectadores. Eso significa que no existe nada de fantasía cuando dicen que La Fura dels Baus es capaz de transitar desde lo más grande a lo más pequeño o viceversa. El proceso creativo es el mismo, pero cuando pasas al microcosmos el punto de vista del público también varia y ahí es cuando tienes que cuidar más los detalles. Es una miniatura que tienes que tratar con mucho cuidado.

¿Y eso implica cuidar la marca?

Mis cinco y socios y yo no necesitamos comernos demasiado el coco para trabajar en nuestro estilo porque desde el principio nos movimos en esta zona. La palabra justa es "background". Ahí se localiza el pozo de donde hemos mamado todos los fureros y, a pesar de que hay unas ciertas diferencias, los seis vamos por el mismo camino. No creo que tenga que realizar un gran esfuerzo para seguir unas directrices que se marcaron desde el principio. En todo caso, cuando cambias el lenguaje (una película o una producción callejera) sí que puedes aportar algo que defina las visiones de cada creador.

Si hay algo que define a su clientela es que sabe claramente cuáles son las reglas del juego; que acepta el riesgo de La Fura con la incertidumbre de no saber qué viene después.

Afortunadamente, nuestro público es bastante audaz y valiente. Es una audiencia que disfruta con las propuestas de investigación radical, es decir, que acepta los riesgos que conlleva hacer algo distinto. A la gente furera le gusta que cada cierto tiempo hagamos propuestas innovadoras. En los ochenta, cuando se aposentó nuestro lenguaje escénico, comenzamos a notar que había seguidores que cambiaron su forma de vernos. Empezaron a decir eso de que La Fura ya no era lo mismo, pues claro que no... Ni La Fura era la misma, ni las personas que hacían esos comentarios tampoco eran las mismas que nos vieron por primera vez. La necesidad que tiene este grupo de abrir caminos es algo inherente que no podemos evitar.

¿Pero la investigación es cara?

La investigación es cara, pero si encima eso lo combinas con la aplicación de nuevas tecnologías los costes se disparan. A eso hay que añadirle el valor cultural. En definitiva, una ruina...