Lleva 18 años remarcando en su agenda el primer domingo de septiembre como la fecha en la que tiene que actuar en la plaza del Cristo de La Laguna. "Solo fallé en 2011 por culpa de una enfermedad, pero allí estaremos esta noche", puntualiza el grancanario Manolo Vieira en la línea de salida de una entrevista que madura alrededor del espectáculo que hoy, a partir de las 21:00 horas, mostrará en una ciudad que aprecia. "Me siento querido en todas las Islas, pero La Laguna es una plaza especial... No es mejor ni peor que otras, es distinta", destaca un humorista que tuvo claro desde que era un chiquillo que tenía un don para generar risas.

¿El público que hoy acuda a la plaza del Cristo se va a encontrar a un Manolo Vieira distinto?

Distinto no, evolucionado... El público que va a mis espectáculos percibe que soy el mismo, que es algo muy diferente a que siempre cuento lo mismo. Esa naturalidad y cercanía siempre recibe una buena recompensa. Este año llevo un timple que me regaló Benito Cabrera y una guitarra que me acabo de comprar.

El humor apoyado en la teoría de "eso también me pasó a mí"... ¿no?

Pero eso es bonito... Mi público no espera algo distinto, pero sí nuevo. Quiere escuchar cosas que nos ocurren todos los días.

¿Esa búsqueda de estímulos nuevos le exige estar con la "bombilla" encedida siempre?

O con la bombilla encendida, o quedarte dormido un buen rato. Yo me tiro sobre una cama o en el sofá y pierdo la conciencia, pero eso no es perder la existencia... A ver cómo lo explico... Estar despierto no significa que tengas los ojos abiertos, sino estar al loro, que en la actualidad es una frase muy recurrente.

¿Hay un instante más propicio para crear un chiste?

¿Usted recuerda el dicho que apunta que si las musas han de venir que me cojan trabajando? Pues yo no tengo ningún problema en que me visiten mientras duermo. Eso viene igual a las 7 de la tarde o a las dos de madrugada, es decir que lo importante es querer hacer cosas. Eso sí, hay que tener cerca un papel en el que anotar esa idea... supongo que ese proceso creativo no es muy diferente al que viven los escritores, escultores o pintores.

¿Es más sencillo crear humor desde esa conciencia existencialista que está más próxima a nuestra realidad cotidiana?

Eso es algo que soy incapaz de medir... Prefiero que sean otros los que juzguen si mi humor gusta o no. Yo no le doy tanto valor a lo que hago, es decir, que hay gente que nace para triunfar en el campo de la química o las mateméticas. Respeto muchísimo la profesión con la que me gano la vida, pero no considero que haga nada especial.

¿Y usted nació con un don para hacer reír?

Eso sí que lo tengo claro... Yo de pequeño hablaba en serio y la gente se reía de mí. A veces les tenía que decir: ¡Coño, que estoy hablando en serio!

¿Qué margen de libertad tienen sus personajes en un espectáculo? ¿Entran y salen en función de las sensanciones que les transmita el público o todo eso está guionizado?

Esos personajes existían antes de que yo subiera por primera vez a un escenario. Carmelito, "El fumao", Marujita o el "Alerxis" están en la calle y los aceptamos con naturalidad. No es que quiera compararme con el creador de Tintín (Hergé), pero Tintín existe en la conciencia de los que han vivido grantes ratos con ese personaje de cómic... Cada espectáculo tiene su momento, aunque no es fácil que se acabe colando alguna referencia anterior.

¿Cuál es mayor satisfacción como artista?

No me llame artista; yo soy Manuel... Manolo Vieira cuando me toca ponerme delante de toda esa gente a la que le tengo un gran respeto. Me gusta ver cómo un espectador mira al que tiene a su lado y le dice con la mirada: ¡Coño, pues eso es verdad; a mí también me pasó! No lo dicen, pero les pasó... Mis chistes son como las películas de Antena 3 de los domingos: humor basado en hechos reales.

¿Sigue sufriendo en ese primer contacto con el público?

Eso no es sufrimiento, es responsabilidad y respeto. La gente piensa que todo está controlado, pero acojona (silencio)... El día que no experimente esa sensación algo se habrá roto, pero por el momento me siento agradecido por todo lo que el público me regala.

¿En estos tiempos de crisis es bueno echarse unas risas?

Las crisis siempre han existido. Una veces son económicas, en otras etapas son de valores y de carácter político... Para evitar problemas hay que tener muchísimo cuidado con lo que se dice. Mi humor nunca ha hurgado en las desgracias ajenas. Herir sensibilidades para asegurarme unas risas es algo que no entra en mis planes.

¿Tampoco tenía planificado ganarse la vida con el humor?

El que quiera hacer reír por dinero que se dedique a otra cosa. Que abandone o juegue a La Primitiva porque este no es un oficio cómodo. Si un economista, que sabe mucho de números, no tiene claro que eso le va a solucionar la vida, que no puede pasar en una profesión tan inestable y sacrificada como esta.