Miguel G. Morales (La Orotava, 1978) está muy complacido con su último cortometraje, "Hombre que hace que duerme", que se estrenará hoy en Tenerife (participó en el Festival de Cine de Las Palmas), dentro del ciclo Encuentros con el Cine del teatro Guimerá, donde también se proyectará otro de sus filmes, "El viejo y el lago" (2001). También mantendrá un coloquio, a partir de las 20:30 horas, con Alejandro Krawietz, director del Festival Miradas Doc.

"Ha sido un acierto programar ambos documentales porque tienen una relación entre ellos. Están unidos por lo que fue mi primer documental, El viejo y el lago. Es una especie de carta a esa persona que no está. La película está construida así. Hombre que hace que duerme no tiene nada que ver con los otros trabajos que he hecho. Este corto es más íntimo, más personal, una especie de carta a un amigo que murió, y le cuento lo que han sido mis últimos cinco años de vida. Entre ello hay un viaje a Filipinas en primera persona. Habla de la amistad y de las cosas que desaparecen en la vida".

Este cineasta tinerfeño, conocido sobre todo por sus trabajos documentales sobre distintos personajes de la historia del arte en Canarias (Juan Ismael, Cristino de Vera, Manrique

o Pepe Dámaso, entre otros intelectuales, tiene muy claro que este nuevo filme no tiene nada que ver con los anteriores, excepto con "El viejo y el lago" y Retina", en el que cuenta la historia de su primera cámara, cuando se fue a Cuba a estudiar, donde descubrió el documental y tenía una mirada diferente.

"Creo que antes hacía películas con un determinado fin, que podré seguir haciéndolo, y ahora encontré de nuevo la manera de expresarme y de pensar en las películas como un medio de expresión más que como un fin. Por eso son películas más íntimas en ese sentido. La manera de construirlas es diferente. Vuelvo a editar yo, a montar yo y creo que eso es importante".

Morales siempre ha sido una persona muy curiosa, motivo por el que abordó sus apreciados documentos gráficos sobre destacados personajes de la cultura canaria, pero ahora vuelve su mirada hacia su propia existencia.

"Es como reconectar con esa otra persona que era antes y que, a raíz de varias cosas que me han ocurrido en la vida, se ha vuelto a abrir esa puerta. Por eso es tan importante para mí este corto, aunque todos los son", confesó.

Ahora está enfrascado en otro proyecto que lleva gestándose años en su mente inquieta. Es un documental sobre una curiosa comunidad que vive en El Hierro.