Uno lleva más de dos décadas edificando un universo literario que tiene una identidad propia. El otro acumula experiencias multicolores igual de largas en el tiempo. El primero creció como escritor a través de obras como "El humilladero", "El año de la seca" o "Terramores". El segundo es un artista capaz de aplastar el alma de los espectadores con unos trazos abrumadores. Novela y pintura se fusionan en torno a "Sobre mareas y marmullos", uno de esos extraños vasos comunicantes que se originan en el mundo de la cultura a partir de una interesante alianza.

Víctor Álamo de la Rosa y Hugo Pitti, o viceversa, son los actores principales de una exposición que se inaugura esta noche, a partir de las 20:00 horas, en el Espacio Cultural Real 21 del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane. En medio de esta conjunción de renglones y pinceles aparece la figura de Haydée Urios, la persona que propició el encuentro entre los protagonistas de una muestra que se puede visitar (lunes a viernes, de 10:00 a 13:00 horas, y de 17:00 a 20:00 horas / sábados, de 10:00 a 13:00 horas) hasta el próximo 3 de octubre. El reto era pintar utilizando la escritura como motor de arranque.

Pitti abrió su imaginación a las páginas de "Mareos y marmullos"... "Leí varios relatos de Víctor y todas las imágenes se me aparecieron casi sin avisar", avanza sobre una serie compuesta por 24 composiciones de formato medio (31x22 centímetros). Solo una de las obras -realizada a principio de este año- se aproxima a la monumentalidad propia de Hugo. "La idea era montar en una sala que aconsejaba realizar unos cuadros mayores", explica antes de volver a la realidad de óleo sobre cartón que se ha instalado en la Isla Bonita. "En uno de los relatos me llamó la atención el pavor que le producía a un cura recién llegado a El Hierro (Armando Monteliu) los perros, a los que tenía como unos animales demoniacos a los que debía abrir en canal para extraer el mal de su interior", cuenta el artista de raíces chasneras.

El cuento del flautista de Hamelín encendió la creatividad de Hugo Pitti en uno de los cuatros. "Me imaginé al cura atrapando la curiosidad de los perros antes de matarlos", afirma antes de precisar que ya había participado en un proyecto parecido coincidiendo con una publicación de Ricardo Hernández Bravo. "Me pidió que si le podía ilustrar los textos", acota un pintor que no pierde de vista su huella. "Colores vivos, volúmenes que se crean a partir de un juego de rayas y mucho contraste", enumera el tinerfeño.

Víctor Álamo de la Rosa, la conciencia de las formas que se exponen en Los Llanos de Aridane, asegura que "Hugo Pitti me ha hecho ver a mis propios personajes literarios de otro modo, cuando yo creía que solo eran como yo los había imaginado", agradece en un intento por dotar de un halo de naturalidad a esta colaboración. "Mi escritura y la pintura de Hugo Pitti congenian; la exposición no deja indiferente a nadie", revela sin dejar de abordar el hecho de que "todas las artes deben dialogar entre sí para buscar nuevos caminos, nuevas propuestas artísticas".