Siempre que se trata el tema de la arquitectura los conceptos que entran en juego se relacionan con lo bello, innovador e ingenioso de la mente humana para crear espacios donde otros puedan realizarse en plenitud, pero ¿contempla dicha realización a personas con capacidades especiales? Lo que para muchos es considerado “novedoso” en términos arquitectónicos, para otros es visto como un desafío insalvable, por esta razón existen emprendimientos dedicados a entregar una respuesta ergonómica apropiada a la problemática que representa el diseñar pensando en que “lo que para algunos es una necesidad, debe ser un beneficio para todos” y no al revés.

Construir en la ciudad es un desafío no solo porque se está interviniendo en la vida de todos, directa o indirectamente, sino también porque quien pretende imponer una visión debe hacerlo pensando en aquellos que día a día tienen que sortear la discriminación de otros y, además, barreras arquitectónicas y urbanísticas en que no tienen cabida las personas en situación de discapacidad. Frente a problemáticas como ésta han surgido iniciativas como Valgrup, donde se respeta y considera a quienes observan como un verdadero reto la implementación de escaleras interminables y ascensores cada vez más estrechos.

Generalmente los tipos de barreras que supone la ciudad y que afecta a personas con capacidad especiales puede ser clasificada en cuatro categorías, a saber: arquitectónicas, urbanísticas, comunicacionales y de transporte. La única forma de sortear las barreras arquitectónicas existentes, ya sea en el interior o exterior de los edificios ubicados en la ciudad, es mediante productos pensados y diseñados en garantizar el acceso a todos mediante la incorporación de soluciones innovadoras tales como: ascensores unifamiliares, sillas y plataformas salvaescaleras, por mencionar algunas.

La búsqueda de la accesibilidad universal dejó de ser un problema con la tecnología existente, por lo que los entornos, bienes, inmuebles, productos y servicios existentes admiten un diseño seguro y cómodo que esté pensado en “todos” sin discriminación. En ciudades cada vez más pobladas y desarrolladas, donde se propende a un aumento del nivel cultural, la incorporación de soluciones a problemas de accesibilidad es un hecho, pero ¿se ha hecho lo suficiente?