Su acento desprende aromas de sur; la voz, a pesar del peaje telefónico, suena aceitunada, con brillos y matices tiernos. Pareciera que la acompaña el "duende", ese que la toma de la mano, le acaricia el pelo y se cuela sin permiso entre sus letras, ese del que dicen llama de cuando en cuando con suaves golpes a la puerta de su corazón.

Vanesa Martín (Málaga, 1980) cautiva con su mirada, acaso más aún por esa forma particular de decir y por ese estilo entre desenfadado y melancólico que compartirá mañana, sábado, a partir de las 21:00 horas en el Auditorio Teobaldo Power de La Orotava.

"Cuento las historias que compongo; canto a mi manera. Se trata de que cuando tengo algo que decir este mensaje sea capaz de mover, transmitir y conmover a quienes tengo delante".

Con su trabajo "Crónicas de baile", disco de oro 2014, ¿llega dispuesta a convocarnos al encuentro, a disfrutar y sentir el movimiento, el roce de la piel, el beso de las melodías?

Hay un poco de metáfora porque la vida la entiendo como un baile de sensaciones, vivencias, emociones y es que, como seres humanos, y, por lo tanto, sensibles, estamos perfectamente capacitados para vivir en sociedad. Creo que en el fondo debemos hacer un esfuerzo para entendernos, mirarnos y preocuparnos algo más por lo que le pasa al otro, al prójimo. En los doce temas que integran "Crónicas de baile" me he propuesto mostrar el amor a la vida desde la condición de uno mismo, a la pareja, a lo que te rodea en general.

¿Qué prefiere, el trabajo discográfico en estudio, concienzudo, pulido, corregido y matizado o bien la espontaneidad y la verdad desnuda del directo?

El trabajo en estudio siempre lo condiciono al sonido que busco en directo. Voy persiguiendo esa magia, aún en un álbum. Pero la verdad última la da el contacto con la gente, o llegas o no; ahí no existe ni trampa ni cartón. El estudio tiene ese particular encanto de disfrutar y aprender con enormes profesionales que te descubren las claves del mundo de la música, los perfiles de los arreglos, la razón de la convivencia con los compañeros... Me apasiona el día al día de los conciertos, cuando pulsas cómo responde la gente, el murmullo, lo que sienten... Un examen constante y necesario: el termómetro real.

Con esto de la fama se ha convertido en sujeto de las miradas, en objetivo de los comentarios. ¿Paga un caro tributo?

Mi carrera ha ido creciendo progresivamente, lo que me ha dado la posibilidad de ir masticando y aprendiendo a digerir eso que llaman fama. A día de hoy, lo que verdaderamente añoro es disponer de más tiempo libre y ahí está señalado el mes de marzo en mi calendario, el horizonte a partir del cual sé que voy a poder dedicarme por entero a viajar, leer, pasear, estar junto a los amigos, con mis perros... No debemos perdernos los momentos que nos ofrece la vida.

¿Concibe la soledad como una buena compañera de trabajo?

Es una gran compañera de trabajo y la necesito para dejar volar mi imaginación, crear y reencontrarme de vez en cuando con mi mundo paralelo.

¿La entrevista con Risto Mejide ha significado para Vanesa Martín un antes y un después?

Aquella entrevista con Risto Mejide en televisión la considero como una más, un espacio en el que me descubrí con total sinceridad: un tú a tú... Y vendrán otras y contaré mis cosas sin reparos, o quizá no... Y ya está.

¿Se siente provinciana en la capital?

Lo del provincianismo lo tengo superado. Soy malagueña y a mi tierra la llevo en la boca, la paseo allí por donde voy. Madrid me abrió la puertas, me acogió. Pero soy boquerona hasta la médula.

Reunirse a cantar con compañeros de oficio debe suponer un regalo.

Vamos creciendo y coincidir se nos hace cada vez más difícil, pero cuando surge nos alegramos de lo que estamos viviendo, de lo que nos pasa...

¿Con qué artista se ha sentido plena compartiendo escenario?

Recientemente Alejandro Sanz me invitó a cantar con él en su gira y he disfrutado como una enana porque, lo admito, lo considero un maestro y me encanta sentir su cariño; su generosidad me llenó.

¿Qué canciones robó de la casa de sus padres que han quedado en su imaginario?

En casa de mis padres escuchaba mucha canción de raíz española: flamenco, copla, Serrat, Ana Belén, Miguel Ríos, Cecilia... En la época de adolescente fui descubriendo a Tina Turner, Brian Adams y fenómenos que me alucinaban y que ahí siguen.

Y ahora, ¿con qué vibra?

Escucho de todo... El nuevo disco de Bebe, a Pablo López, Sara Bareilles, John Mayal y viajo hacia atrás. En el coche venía oyendo a Nuk, que nunca pasa de moda.

¿Me recomienda alguna lectura?

"Anatomía del miedo", una obra de ensayo de José Antonio Marina, y sobre todo "Cuando volvamos a casa", de Nuria Gago, sin dejar de repasar a Eduardo Galeano.