Escultor o poeta, o ambas cosas es lo que refleja el artista y docente Román Hernández (Los Realejos, 1963) en las dos muestras simultáneas que se desarrollan, hasta el próximo 28 de octubre, en el exconvento de Santo Domingo y en el Espacio Bronzo de La Laguna, bajo el título "Cuestiones ineludibles. Una poética del silencio".

¿Cuáles son esas cuestiones ineludibles que plantea en esta doble exposición?

Es un proyecto interdisciplinar de escultura y poesía que más o menos se gestó a partir de la lectura de un poema de Juan Ramón Jiménez titulado "¿Cómo, muerte, tenerte miedo?". A partir de la lectura de este poema y otros sobre la muerte decidí iniciar un proyecto que aunara poesía y escultura. A medida que iba fabricando obra iba leyendo poemas en verso y prosa de diferentes autores que abarcaran el tema de la muerte. Les enviaba imágenes de esas obras y ellos escribían sobre lo que veían. Al final participaron cuarenta y seis poetas.

¿Luego, los textos forman parte de las obras?

Sí. Hay un diálogo entre las obras y las poesías. En algunos casos varios poetas confluyen en una misma obra, pero no tiene importancia.

¿Qué criterios siguió a la hora se seleccionar a los poetas?

Lo que hacía era ir leyendo y si me gustaba, porque creía que hacían consideraciones interesantes de confluencia con la muerte, iba invitándoles a participar. Les contaba el proyecto y se fueron sumando.

¿Por qué la muerte?

Es un tema tan recurrente como cualquier otro. Es algo ineludible. La muerte es un tema con el que pretendo que la gente reflexione en la exposición, pero los poetas, en particular, reflexionaron sobre el hecho de perecer, al que nadie puede sustraerse.

¿Qué tiene de especial esta exposición para usted?

En las últimas exposiciones he tenido siempre contacto con los poetas. Son dos lenguajes distintos, pero muy cercanos, hermanos diría yo. Se manifiestan a través de materias distintas. Entiendo que la poesía es la alta literatura y el lenguaje con el que se expresa es la palabra, el texto, y en el caso de la escultura, es el volumen y el espacio. En mi obra confluyen ambas. Yo utilizo la escritura como un elemento compositivo más que termina por dar un mensaje más amplio que la propia obra sola.

¿La poesía exige un lector de cierto nivel, su escultura también?

Es posible. Di una conferencia en la Universidad de Verona a raíz de una exposición que hice y al terminar me preguntaron si me consideraba más un poeta que un escultor. Mi respuesta fue que son dos lenguajes distintos, pero que en este caso confluyen en una misma idea, se complementan. No me considero un poeta, me considero un artista plástico.

¿Que conceptos o realidades reflejan los elementos figurativos en su obra?

Son conceptos muy arraigados en mi trayectoria, como pueden ser el equilibrio, la razón, la proporción, la medida en el espacio... Comparto la teoría de que todo proceso se basa en la razón, que es la base del conocimiento, lo que no quiere decir que no intervenga hasta el propio azar en algunas cosas.

¿Le ayudaron los poetas a comprender su obra?

Sí. Muchas veces te llevan por un camino en el que tú ni siquiera has entrado. Te hacen reflexionar sobre tu propia obra y eso es interesante. Incluso invito a psiquiatras, médicos, arquitectos, a cualquiera que pueda dar su punto de vista, y es muy interesante".