Hace casi dos décadas y media que decidió probar la aventura peninsular. "El día que se marchó Pedro Guerra coincidimos en un avión. Él me contó que tenía decidido irse -durante el vuelo compartieron asientos-, yo no... Para mí aquella no era la primera vez. Había estado varios años danzando de aquí para allá, e incluso me di una vuelta por Francia", desvela el dramaturgo guanchero Juan José Afonso.

El director de teatro, que anoche compartió debate con José Luis Cuerda en el foro El Mundo que Queremos de CajaCanarias, reconoció que irse de Canarias en los años ochenta era algo "bastante exótico... Con el paso del tiempo sé que ha valido la pena, aunque no sabría decir si volvería a intentarlo tras comprobar lo duro que es", sostiene antes de participar en un cara a cara que moderó Carlos Belda. "A Cuerda no lo conocía, pero las horas que he pasado con él me he divertido mucho. Su mente es abierta y, sobre todo, cuenta las cosas con sinceridad".

Persona de sólidas raíces utópicas, a Juan José Afonso no le tiembla el tono de su voz cuando reivindica que "un poema puede ser un elemento de cambio mucho más poderoso que un grupo de decisiones políticas... Los pensadores, filósofos y humanistas son los que deberían dar consejo en democracia", añade sin alejarse ni solo un milímetro del escenario en el que da vida a sus creaciones. "El teatro debe estar siempre en crisis, la estabilidad es algo bastante peligroso que nos puede acomodar. Toda esa libertad de movimiento y las inquietudes escénicas no tienen cabida en el teatro de funcionariado. En ese no se percibe la belleza de la soledad", explica.

Afonso quiere trabajar en Canarias. Este fin de semana, sin ir más lejos, se marcha a La Palma para reunirse con Antonio Tabares. "A él ya lo tengo medio convencido, pero faltan los medios para hacer realidad esta colaboración", adelanta de un encuentro que le ilusiona. "Es un grandísimo talento nacional; me gusta todo lo que he leído de él. Hay cosas interesantes que aún no tiene comprometidas y que pueden llegar a tener una buena acogida por parte del público", elogia.

"Antonio es mi envidia: es un grandísimo dramaturgo, ejerce el periodismo y puede continuar en La Palma. Tiene los dos mundos que tanto echamos de menos los que nos dedicamos al teatro. Es un ejemplo de que los sueños se pueden hacer realidad sin salir de casa. Tabares ya es una realidad en una escena que está necesitada de personas que le pongan mucha pasión a lo que hacen", insiste un profesional que tiene que estar muy atento a todo lo que ocurre en torno a una producción. "Cuando la pólvora la paga el rey es mucho más fácil disparar", pone de ejemplo cuando desciende a un terreno en el que la calculadora es mucho más valiosa que una generosa colección de vestidos. "Mi deseo es poder materializar un proyecto desde las Islas... Creo que puedo aportar la experiencia acumulada lejos de casa para crear una obra que se pueda ver fuera del Archipiélago", incide un creador al que, según él, "las cosas me empezaron a ir más o menos bien cuando le quité parte del amor que siento por una profesión que en la actualidad vivo con mayor tranquilidad".

Miguel Ríos y Luis García Montero son los encargados de despedir hoy en el Espacio Cultural CajaCanarias, a las 20:00 horas, el ciclo de debate El Mundo que Queremos.

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