Admite que la cita de hoy en el teatro Leal de La Laguna, a las 21:00 horas, tiene un envoltorio especial. "Actúo en mi pueblo, dicho con todo el respeto del mundo; en la ciudad en la que resido y en la que tengo buenos amigos", enumera Vicente Ayala. Protagonista junto a Carmen Hernández y Baltasar Isla de la obra "El hombre feliz", el profesor de interpretación dice estar en una "edad de no retorno". "A estas alturas tengo cierta estabilidad económica y emocional lejos de un escenario, pero me divierte volver a él... Cada proyecto es una nueva ilusión; es como si me volviera a enamorar metafóricamente hablando", cuenta un actor que ha entregado más de tres décadas de su vida al mundo de la interpretación y que da vida a Jaime en el texto desarrollado por Ramón González Torres.

Veinte años en Madrid. Ese es el tiempo que pasó Ayala en la capital de España antes de decidir volver a casa a finales de los 90. "Yo he pasado muchos ratos de furgoneta yendo de aquí para allá... Aún hoy existen actores muy reconocidos que tienen que recurrir a ella, pero es que el teatro nunca ha estado bien del todo", dice, sin obviar "que algo sí que hemos avanzado desde que empecé en todo esto".

"Cuando volví me sorprendió lo bien que estaba organizada la escena teatral en las Islas, con unos cabildos que se preocupaban más que otros por mantener un circuito fluido, pero con la crisis cambió todo. Con las políticas de ajustes hubo que desmantelar aquellas estructuras para tirar con un modelo más modesto. Estamos algo mejor que en los 80, pero el teatro en Canarias involucionó en los últimos tres años", añade tirando de un célebre pensamiento de Winston Churchill para explicar que "hoy en día mover una producción, aunque esta sea muy pequeña, cuesta sangre, sudor y lágrimas".

Respecto a "Un hombre feliz" matiza que "la meta no es llegar a Madrid, Barcelona o Valencia. Trataremos de avanzar todo lo lejos que nos dejen, pero esta obra encaja igual de bien en una gran ciudad como en El Hierro", reivindica de una aventura cuya producción ejecutiva lleva la firma de Eloísa González. "Uno de los grandes logros que se ha apuntado el director es dar forma a un producto tan cotidiano y natural como el teatro que veíamos en televisión a finales de los 80. Un hombre feliz transmite unos sentimientos que están en nuestras vidas... La gran virtud de esta propuesta es la aparente sencillez que destila una puesta en escena que normaliza las dificultades", revela antes de tirar de un ejemplo del que fue testigo hace unos días. "El otro día fui al teatro Leal a ver La piedra Oscura, de Conejero. Un problema logístico impidió que llegara la escenografía, pero la obra no perdió ni un gramo de intensidad con un personaje en una cama y otro sentado en una silla".

Edificado sobre unos cimientos clásicos, Jaime (Vicente Ayala), Ana (Carmen Hernández) y Roberto (Baltasar Isla) dan vida a un conflicto en el que se cuela Ricardo III (William Shakespeare). "Hemos diseñado un buen triángulo, con perdón... Lo primero que se hace en el teatro es salvar tus platos, pero una vez tienes claro cuál es tu cometido llega el momento de mirarnos y escucharnos. Ahí tenemos que abandonar nuestros egos para ir a buscar un proyecto en el que todos estamos siendo muy honestos y respetuosos con el trabajo de los demás", valora sobre la buena sintonía que hay en todo a un título que se estrenó hace unos días con buena crítica en el teatro Pérez Galdós de la capital grancanaria. "Esta no es una obra de quítate tú para ponerme yo; los tres hemos jugado a lo mismo", concluye Vicente Ayala.