El temor a enfrentarse al público es y hasta debe ser consustancial al artista durante toda su vida por muy larga que sea su trayectoria, según el humorista Manolo Vieira, que opina que "el que se dedique al mundo del espectáculo y no tenga miedo dejó de existir, está muerto en vida".

Por eso el miedo es, "lógicamente", uno de los elementos con los que está trabajando en la preparación de su nuevo espectáculo, "Un, dos, tres, probando", cuando apenas resta una semana para que lo estrene el 4 de diciembre en el teatro Cuyás de su ciudad natal, Las Palmas de Gran Canaria, según ha confesado al presentarlo en rueda de prensa hoy. "Tengo muchos nervios, apenas descanso" ante este nuevo proyecto, ha declarado el artista, que ha matizado, en todo caso: "Pero tengo mucha ilusión".

Anécdotas del mundo del espectáculo de ayer y hoy, ambientadas tanto en la época en que, muchos años atrás, era un mero espectador y no trabajaba en los escenarios como en distintos momentos de la dilatada trayectoria profesional que acumula ahora, contadas siempre buscando incitar a la risa, conformarán esta nueva propuesta, ha anticipado Manolo Vieira.

Y ha precisado que no faltarán personajes ya clásicos de sus chistes como "Felo", "Chanín" o "Alersis", al tiempo que presentará alguno nuevo, entre ellos un peculiar artista rescatado de otra época en que los profesionales de la escena "eran polifacéticos, eran rapsodas, bailarines, cantantes", todo a la vez, que ha querido parodiar rememorando una anécdota que le ocurrió en la vida real.

El humorista ha avanzado además que, como ya ha hecho otras veces, se atreverá a cantar, aunque aclarando: "Un poquito, pero en coña". "Y voy a intentar cantar mal, que es más difícil", ha apostillado.

Manolo Vieira ha destacado, asimismo, que prepara su nueva cita con el público desde la confianza en que volverá a acudir a su llamada con la estima que siempre le ha tenido, ya que -ha precisado- "lo mío no es fama, porque famoso es Rodrigo Rato, que sale en la prensa, lo mío es cariño".

Prueba de ello es que "en la calle recibo mucho el cariño del público", en forma de abrazos, besos y alabanzas ofrecidos espontáneamente por los transeúntes, ha expuesto, recalcando que, si bien hay otra gente a la que eso le molesta, él aprecia esas manifestaciones de afecto como un "gran premio".

Hasta el punto de que "el día que dejen de saludarme me retiro", ha asegurado.

Preguntado por qué ha cambiado del Manolo Vieira de sus primeros espectáculos al veterano artista en que ha llegado a convertirse, ha considerado que actualmente se ha vuelto "un poco más refinado" para adaptarse al "nivel de exigencia de la gente", que ha subido con el mayor desarrollo cultural de las islas, ya que -ha argumentado- "cuando yo empecé los chicos no iban a la universidad", como ahora.

Aunque ha defendido que, pese a todo, conserva las señas de identidad de sus inicios, al sostener: "Mantengo la frescura del comienzo".

Comprobar si es cierta o no esa aseveración estará al alcance de todo el que acuda a cualquiera de las cuatro funciones que entre el 4 y el 5 de diciembre (dos el viernes y dos el sábado) ha programado el Teatro Cuyás de "Un, dos, tres, probando".

Un espectáculo que el humorista ha subrayado que encara "con mucho cariño" pero también "con mucha responsabilidad".