Su nombre figura ente las candidaturas a los premios Goya en los apartados de actor de reparto, por "Hablar", y actor revelación por su participación en "La novia". Y es que Álex García (La Laguna, 1981), tan pronto aparece como rudo y apuesto galán en series de televisión ("Sin tetas no hay paraíso" o "Tierra de lobos"), como asume la condición de protagonista en un largo de acción trepidante ("Kamikaze"), se hace sensible dulzura en una "opera prima" ("Seis puntos sobre Emma"), experimenta con otros formatos... "Me siento bien tratado por este oficio y agradezco que siendo tan joven haya tenido la oportunidad de encarnar personajes preciosos". Y lo dice llevando de la mano la actitud de un tipo cercano, humano, un gesto que no representa una pose repetida ante el espejo por orden de su mánager, ni un papel preconcebido frente a la entrevista periodística. "Lo que siempre busco en mis interpretaciones es parecerme lo máximo posible al personaje, hacerlo y sentirlo, alejándome y ausentándome de mí mismo, una actitud que, además, me produce una enorme emoción y me satisface".

¿Acaso considera que está viviendo un periodo dulce, de madurez y crecimiento profesional?

Gracias al trabajo, y afortunadamente lo tengo, vas descubriendo perfiles positivos que quizás hasta entonces desconocías. A medida que ruedas y ruedas, recitas y filmas, caes en la cuenta de que existe un mundo vasto y enorme por descubrir y desarrollar, que la solidez y la experiencia son virtudes que van forjándose voz a voz, plano a plano, gesto a gesto en un camino sin fin. A lo mejor estoy viviendo un momento dulce, resultado de siete años de esfuerzo y trabajo, pero me quedo con lo que este oficio me ha enseñado; sobre todo, a ser un buen compañero, a valorar y medir la importancia de las cosas, a considerar que más allá de los focos, los flashes y el éxito pasajero nunca debo olvidar mi condición de persona, ciudadano, vecino, amigo...

¿Se ve nominado como actor revelación por "La novia"?

Con mi edad y currículum, eso de actor revelación me suena ciertamente divertido (ríe), hasta se ha convertido en motivo de quedada entre los compañeros. Lo fundamental de una película como "La novia", en la que participo en un trío amoroso con gente muy especial y de enorme categoría como Inma Cuesta y Asier Etxeandía, es el regalo que supone para un profesional interpretar la adaptación de una obra genial como "Bodas de sangre", de Federico García Lorca, por el reto que representa llevar el verso al lenguaje del cine. Esta cinta es sencillamente una joya, de esas que te dejan huella, y que además cuenta con una sensacional dirección a cargo de Paula Ortiz. Yo, aunque siempre intento poner mi granito de arena en los papeles que represento, entendía que este proyecto no lo necesitaba y eso supuso para mí añadir un nuevo registro interpretativo a mi proceso de aprendizaje.

¿Y lo de "Hablar"?

Se trata de un trabajo muy curioso, de carácter experimental, con dirección y guion de Joaquín Oristrell, en el que un diverso grupo de profesionales nos reunimos en el barrio madrileño de Lavapiés, donde se encuentra la academia de Cristina Rota, en la que yo estudié, para ir contando, a través de plano secuencia y en continuidad, las historias comunes a la gente durante un recorrido de medio kilómetro y a lo largo de una cinta de 80 minutos en la que se habla, discute, llora, ríe... Para mí se trató de una colaboración muy especial, aunque no se me vea; solo se escucha mi voz.

No se pudo resistir a participar en "La punta del iceberg", un texto teatral llevado a la gran pantalla y con sello canario.

El proyecto me tocaba la fibra y me apasionó desde el principio, por tratarse de un texto del dramaturgo palmero Toni Tabares, adaptado al cine bajo la dirección del tinerfeño David Cánovas y con la participación de Maribel Verdú, una mujer y una profesional a la que adoro y admiro. Y eso que me encontraba trabajando en Barcelona, pero a pesar de todos los inconvenientes hice lo posible para rodar las escenas que le correspondían a mi papel durante dos días en una habitación cerrada.

¿Cómo analiza la proyección de Canarias como plataforma de rodaje a partir de una política de incentivos fiscales?

Lo positivo es el caudal de energía que esta medida fiscal está generando, el movimiento que está provocando alrededor del cine. Pero a pesar de la presencia de superproducciones de nivel internacional y nacional, en Canarias creo que no se aprovecha esta sinergia y no se están poniendo las bases para levantar una sólida industria audiovisual. Y soy de los que apuestan por que este sector crezca en las Islas de una vez por todas. Y lo digo sin papas en la boca; existe una enorme capacidad, la hay de sobra, y estoy deseando montar un proyecto de envergadura, con profesionales canarios, que no se quede anclado en las Islas y que se proyecte a nivel nacional e internacional.