Los que ya han tenido la oportunidad de ver "En el corazón del mar" saben que esta no será una de esas películas que entrarán en el Olimpo del cine, pero sí que dejará un grato regusto en los espectadores que aman el género de aventuras. Ron Howard (1954 / Oklahoma) es un excelente narrador de historias; una especie de Julio Verne del celuloides, que lo mismo lanza a los espectadores al espacio exterior ("Apolo 13") que los conduce al interior de una piscina milagrosa ("Cocoon"). El director de "In the heart of the sea", filme que este fin de semana se instala en la cartelera tinerfeña, ya tiene su versión del "Moby Dick" (1956) de John Huston. En realidad, lo que ha conseguido es elevar a las tres dimensiones el fantástico relato del bostoniano Nathaniel Philbrick. Su ensayo llegó tres décadas después de que Helman Melville maravillara al mundo dando vida en una novela a la gran ballena blanca. La dantesca imagen del pesquero "Essex" siendo enviado a las profundidades a raíz del enfurecido ataque de un cachalote descomunal traslada a los espectadores desde el primer fotograma -una de las escasas apariciones de Jordi Mollà coincide con un dramático episodio casi apocalíptico- a una lucha cuerpo a cuerpo entre los marineros y el animal que desata toda su furia contra estos.

"En el corazón del mar" pasó por La Gomera hace dos años. También pisó la lava lanzaroteña tras el ataque que sufrió la tripulación con puerto base en Nantucket (Massachusetts) en aguas colombinas. "Al principio buscamos localizaciones en el Reino Unido, pero nos informaron de que en Canarias había un lugar ideal para montar un poblado en el que podíamos reproducir el poblado de la costa noroeste de los Estados Unidos", cuenta Mark Tildesley, director de diseño y producción. "El desafío al que nos enfrentamos no solo era recrear con la mayor fidelidad la vida en un barco que medía cinco metros de eslora, sino sumergirnos en el mar", aclara antes de revelar que se llegó a utilizar un pequeño submarino para tener "una perspectiva idéntica a la que se podía tener desde uno de los ojos de este gran mamífero. Arriba, en cubierta, además de los equipos tradicionales, se instalaron ocho minicámaras para captar detalles como los pies de los marineros, el manejo de los remos o los movimientos bruscos que se sucedían durante las tormentas o los ataques", recuerda un profesional que dice que "en Playa de Santiago (La Gomera) hallamos un rincón excelente, un sitio alejado de las miradas indiscretas porque el tráfico marítimo no era demasiado alto, para armar una réplica del Essex", destaca.

En su primera colaboración con el realizador estadounidense, Mark Tildesley no dudó en decir que "este es nuestro In the heart of the sea... Desde el principio sabíamos que no queríamos mostrar un único periodo. Sobre todo, porque eso es bastante aburrido", puntualiza en la misma respuesta en la que dio a conocer que "el objetivo era crear una visión que se acercara al documental, es decir, que el espectador se sintiera dentro de una escenografía que se podía desarrollar a dos mil metros de profundidad. Fuera, en la superficie, hemos encontrado una naturaleza contundente y salvaje que, además, nos permitió aislarnos de la realidad... No vimos un lugar donde todo el mundo sale a la calle a comer pescado con patatas fritas, sino un enclave amable que nos prestó su colaboración durante todo el rodaje: recibimos buenos consejos por parte de los pescadores de la zona", agradece el director de producción antes de ceder el turno de palabra al georgiano Benjamin Walker, actor que interpreta a un reconocido expresidente estadounidense en "Abraham Lincoln: cazador de vampiros".

Artista con experiencia en los musicales de Broadway, Walker dice que una de las cosas que ha aprendido en su primera experiencia con el director de "El Código da Vinci" y "Ángeles y demonios", entre otros títulos, es su capacidad de sacrificio para sacar adelante proyectos que exigen una máxima implicación a todos los miembros de su equipo. "Antes de empezar a rodar esta película, por ejemplo, tuvimos que realizar entrenamientos de remo en el Thamesis", cuenta un intérprete que da vida a George Pollard Jr. "Era la primera vez que desempeñaba el papel de capitán de barco", confiesa sin perder de vista los cambios de conducta que experimentan tanto Owen Chase (Chris Hewsworth) como la ballena a medida que avanza la acción. "Ron Howard deja trabajar, pero si no le gusta lo que haces te lo dice porque es un gran perfeccionista. Además de navegar, nos hicieron tomar clases de náutica y aprender comportamientos que son habituales en una embarcación", resume al tiempo que califica como "muy tradicional" el rol que desempeña en el barco cuyas operaciones supervisa Dan Malone.

Pero no todas las escenas que se desarrollan en el "Essex" se tomaron en La Gomera. Un gigantesco tanque de agua que se construyó en el Reino Unido -que ya se usó en una de las entregas de la saga de Harry Potter- se convirtió en el refugio invernal (2013) de un set flotante de 50 pies de altura en el que se instalaron chorros de agua para simular tempestades. "Tanto allí como en La Gomera conseguimos unos efectos visuales muy espectaculares -las tomas de Lanzarote también tienen, a juicio de Malone, un gran atractivo para los espectadores- porque la primera y segunda unidad exprimieron al máximo cada una de las posibilidades que nos ofreció la Isla. Las tomas desde el aire, asimismo, otorgan una mayor grandiosidad a los planos", destaca del trabajo realizado con "un equipo español que nos facilitó mucho las cosas... En Canarias nadie vio a la ballena (sonríe). Eso se hizo con los ordenadores, pero el entorno y los fondos sí que son reales. Una vez capturamos esas imágenes nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo monumental", avisa en un punto de la entrevista en el que reconoce que "Tenerife se había convertido en la primera opción de rodaje, pero la tranquilidad que hallamos en La Gomera garantizaba un trabajo más natural. Eso sí, hubo que desarrollar un importante operativo logístico entre los puertos de las dos islas para abastecer a los equipos", recalca sin perder la ocasión de hacer pública una de sus premisas. "Si el tiempo es bueno, yo soy feliz... Y en Canarias encontramos un clima que se adaptaba perfectamente a las necesidades de rodaje que requeríamos, es decir, movernos por tierra, mar y aire".

Otro de los factores que remarcó Malone es el relacionado con la buena predisposición que "mostraron las autoridades locales, la naturalidad con la que los vecinos vivieron el rodaje y los apoyos que encontramos en los grupos de seguridad que se montaron en torno a la réplica del Essex. No es sencillo moverse en un escenario tan inestable, pero al final logramos una realidad muy próxima a las calamidades que padecían las tripulaciones que debían alejarse de sus hogares durante años. Esos lugares tan nauseabundos, donde los olores tienen que llegar a la sala de cine, son unas potentes escenografías cuando se consiguen representar de una manera tan fiel como lo hemos hecho en In the heart of the sea", reivindica sobre la ardua labor que se completó en los apartados de fotografía y efectos especiales. Y es que la cinta encabezada por Ron Howard puede entrar en la "quiniela" de los próximos Oscars en los bloques más técnicos.

Cillian Murphy, actor irlandés que entre otros repartos participó en el de "Batman Begins", es el segundo oficial del "Essex". El hombre que se interpone entre el capitán Pollard (Benjamin Walker) y Chase (Chris Hewsworth). "Es una película que pone al límite nuestra capacidad de reacción frente a una catástrofe", compara el intérprete que se dejó ver en la tercera entrega del hombre murciélago que puso en pie Christopher Nolan. El segundo de a bordo Matthew Joy dice estar satisfecho con el papel de "pacificador" que le toca desempeñar antes de que se desencadene una tensa rivalidad. "Ron Howard valora muchísimo cómo evolucionan los personajes -cambios físicos que afectan al peso- a lo largo de todo el rodaje para dar a la historia un mayor realismo", concluye.