La cultura mexicana es de una fuerza ciclópea y excepcional. Un ejemplo de esa fortaleza y vigor lo encontramos en la ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco. En el centro histórico de la ciudad se encuentra situado el Instituto Cultural Cabañas, que fue, en 1997, declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, pues su belleza arquitectónica e importancia histórica y cultural lo justificaban ampliamente.

En la web de la UNESCO (http://whc.unesco.org/en/list/815) podemos entender la importancia de este espacio. Allí se señala que "el conjunto arquitectónico es único en su género porque, a diferencia de los centros análogos de su época, presenta una serie de elementos absolutamente originales, especialmente concebidos para satisfacer las necesidades de los asilados. Son especialmente notables la sencillez de su trazado y sus dimensiones, así como la armonía lograda entre los edificios y los espacios al aire libre."

Se considera este edificio como una de las muestras más importantes de la arquitectura neoclásica en México. Su planta es de una exacta y majestuosa simetría y queda dividida por la cruz de su elegante capilla mayor.

Cuando te vas acercando al Instituto Cabañas, caminando por las enormes plazas del centro histórico de Guadalajara, distingues primero su delicada fachada, con un frontón liso sostenido por seis columnas dóricas. En un segundo plano vemos la cúpula de la capilla mayor suavemente sostenida por dos círculos concéntricos de columnas dóricas y jónicas, rematada por una pequeña cúpula vertical.

En su interior, lo más maravilloso son los patios, hay 23 patios de distintos tamaños bordeados por interminables y bellísimos pasillos cubiertos y delimitados por arcos y columnas de estilo toscano, que comunican a los más de 100 dormitorios que llegaron a albergar hasta 3.000 niños, cuando su función era la de hospicio. En 1796 el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas llegó a la capital de la Nueva Galicia, como se llamaba entonces a la zona que iba desde Jalisco hasta Sinaola, con la idea de edificar un albergue para niños huérfanos, ancianos y desamparados. El obispo Cabañas le encargó el diseño arquitectónico al entonces famoso escultor y arquitecto de Valencia Manuel Tolsá, quien aceptó el encargo y diseñó el edificio, aunque la ejecución de la obra la dejó en manos de su alumno José Gutiérrez, que estuvo en la obra desde 1805 hasta 1810. El edificio ha tenido una historia muy tormentosa desde que abrió sus puertas La Casa de Caridad y Misericordia, como fue nombrada en un principio. Pocos meses después estalla la Guerra de Independencia y este hermoso edificio se convirtió en cuartel militar, pasando a manos de las tropas españolas hasta 1829. Luego reanudó sus labores humanitarias, pero fue tomado en varias ocasiones por conflictos políticos. Tuvo una edad de oro de la mano de las Hermanas de la Caridad hasta que estas fueron expulsadas del país. Finalmente y después de su convulsa historia, en 1980 es intervenido para convertirlo en un espacio dedicado a la difusión de las artes.

Ahora contribuye a la conservación y disfrute del patrimonio cultural e histórico de México y alberga maravillosas exposiciones de nivel internacional, como las que pude visitar dedicadas a Mathias Goeritz y -cómo no- a la adorada y omnipresente en México, Frida Kahlo.

En los muros, bóvedas y el tambor de la cúpula de la capilla encontramos la grandiosa y recia obra mural más representativa de Orozco, uno de los tres grandes muralistas de México junto con Siqueiros y Diego Rivera. Orozco pintó con una potencia descomunal 57 frescos que narran la conquista, religión, la industria, la humanidad, la perversidad, la opresión, la creación, las raíces indígenas y la historia de México con una riqueza de detalles y fortaleza visual excepcionales.

El Instituto Cultural Cabañas presenta ahora, ya en paz, y superada la revolución, exposiciones de gran importancia a nivel nacional e internacional reforzadas por programas paralelos que incluyen numerosas actividades educativas y culturales con las cuales potencia la calidad de la experiencia estética que ofrece a sus visitantes.