En su naturaleza habita la heterodoxia y lo hace sin poses estudiadas, más bien como parte del fundamento vital de un melómano incansable y quizás hasta impenitente al que, además, y así lo asegura, le gustan más "las cosas que hacen los demás". En esencia, desde el timbre de su voz ya se descubre como un auténtico explorador de sonidos que evoluciona a cada compás, al ritmo que marcan los oídos y las sensaciones, a partir de lo que define como "hypnotics", ese particular "run run" que para él representa algo tan básico como el respirar.

Suso Saiz (Cádiz, 1957), para muchos la personificación del paradigma de la vanguardia musical en España, productor, compositor, arreglista... "derrama" hoy y mañana en el teatro Leal de la Laguna, a partir de las 20:30, su innovadora propuesta bajo el título de "Agua", toda una experiencia para los sentidos.

Se trata de una pieza que, según se explica en la nota de prensa, "es una obra en forma de suite que consta de seis partes y precisa de la intervención de un cuarteto de cuerda, piano resonante, guitarra, electroacústica y electrónica". La propuesta se apoya en "paisajes sonoros" como un elemento de recurso, un proyecto escénico que mezcla conceptos minimalistas, música descriptiva y símbolos impresionistas.

"La pieza la he venido trabajando a lo largo de los últimos seis meses", señala Suso Saiz de "Agua", estructurada en seis fragmentos que discurren desde el origen en forma de lluvia hasta el tránsito hacia su desembocadura en la mar.

Y admite que "mi percepción y sensación sobre el agua ha cambiado" y se ha "empapado" de las investigaciones que hablan de ella como un "ser vivo", que piensa y actúa, dotada de personalidad y por tanto de memoria.

A lo largo de una hora, el agua se "derramará" por el teatro Leal en una actuación que va a precisar "concentración por parte de los intérpretes y también de los oyentes", subraya Suso Saiz de un concierto en el que las sonoridades se irán multiplicando, fluyendo de lo local a lo universal.

Este músico intenta sustraerse a las etiquetas y las categorizaciones, si bien considera que "algo quedará". Siempre le ha encantado reconocerse como segunda voz y permanecer en un segundo plano, al tiempo que afirma que "todo tiempo pasado es peor" y que "el mundo de los perdidos es el mundo de la realidad; por eso acepto el riesgo de equivocarme".

Sobre la música del futuro, entiende que "resulta difícil establecer una conclusión sensata" desde la lectura de una partitura cíclica y así, mientras percibe que la calle es un hervidero de sonidos, censura a una "industria depredadora, escandalizada, inmovilista, que vende regatón bajo el argumento de que la gente lo demanda".

Y la incomodidad es creadora, le digo, a lo que responde: "Y la creación resulta incómoda".