España hubo de esperar 20 años para acoger una gira de David Bowie, el mismo lapso que casi ha transcurrido desde su última visita a este país, que sólo disfrutó en vivo del "Duque blanco" durante una década en la que ofreció diez actuaciones con resultados irregulares y desigual afluencia de público.

Fue el estadio Vicente Calderón de Madrid el primer recinto nacional en acoger a esta leyenda británica. Corría el año 1987, cuando supuestamente empezó su ocaso discográfico (se les conoce peyorativamente como sus "años Phil Collins"), pero sus giras seguían incorporando todo su afán teatral.

La excusa que lo trajo en julio de aquel año a la capital española fue "The Glass Spider Tour", del que las crónicas del momento recuerdan a Bowie descendiendo del vientre de una araña translúcida de 18 metros sentado en un sillón. También destacan el alto precio de las entradas, 3.000 pesetas (18 euros), el doble que solo 10 días después costarían las de U2.

La araña de cristal de Bowie pasó después por el Ministadio del FC Barcelona en otras dos noches para la historia en las que, de nuevo, contó con Peter Frampton entre los músicos que lo acompañaban y en el que abundó especialmente en sus temas más ochenteros ("Let''s dance", "Chine girl", "Modern love"...).

Tres años después, en 1990, visitó tres ciudades españolas, empezando por Gijón (Asturias), donde el 11 de septiembre actuó en el Hipódromo de las Mestas con "Sound and vision", un espectáculo mucho más parco en cuanto a luces, sonido y coreografía y en el que el protagonismo recayó sobre el repertorio, organizado como una gran retrospectiva que arrancó con "Space oddity".

Con precios similares a los de su anterior gira y tras el fiasco de su proyecto "Tin machine", Bowie no llenó ni en ese concierto ni en los que después ofrecería en el Rockódromo de la Casa de Campo de Madrid y en el Estadio Olímpico de Montjuïc, en Barcelona.

Él fue una de las grandísimas estrellas del primer Doctor Music Festival, el primer festival masivo del país con una afluencia de más de 25.000 personas, que contó también con Lou Reed, Iggy Pop, Blur y Patti Smith, entre otros, y que se celebró en julio de 1996 en El Pla de Santa María, en la pequeña localidad leridana de Escalarre.

La suya no fue, sin embargo, una actuación especialmente aplaudida. La crónica de Efe recuerda que Bowie recortó su concierto a 90 minutos, que ofreció muchas piezas de su entonces último disco, "Outside", y que contentó a los nostálgicos con una "descafeinada" versión de "Heroes". Destaca también como anécdota que usó un coche para recorrer los 100 metros entre su camerino y el escenario.

Solo un año después, la sala Aqualung de Madrid acogió el primero de los conciertos españoles de su última visita a España, que también pasó por el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza y por el Velódromo de Anoeta de San Sebastián.

La "complejidad del montaje", alegó la promotora, obligó a abandonar su celebración en la plaza de toros de Las Ventas (otras fuentes informaron que no se habían vendido suficiente entradas para cubrir el aforo de más de 15.000 localidades de este recinto).

El nuevo espacio se reveló insuficiente para acoger a las 2.500 personas que asistieron y que aguantaron no sólo un calor insorportable, sino largas colas en los accesos que dejaron a muchos a las puertas. No obstante, el músico se sobrepuso a estas contrariedades y, en medio de ese bochorno, ofreció dos horas de actuación en las que no decepcionó.

"El público esperará una cita futura para poder disfrutar de su música en unas condiciones dignas", concluía aquella crónica, pero no pudo ser. Bowie no volvió a pasar por España y en 2006 ofreció su ultimo concierto en directo en todo el mundo, con una actuación con fines benéficos en Nueva York.