Primero fue el saxofón. Contaba 9 años de edad cuando tomó entre sus manos aquel instrumento de metal, como parte del aprendizaje escolar en la asignatura llamada banda que se imparte en el colegio Alemán de Tenerife. Pero al escuchar cómo el profesor conseguía extraer de un piano aquel sonido tan entero se enamoró de inmediato y comenzó a tomar cuerpo en él esa inmensidad melódica que surge de unas teclas blancas y negras.

Desde entonces, Alejandro Arango de Arriba (La Laguna, 1994) ha mantenido vivo aquel "idilio" musical con el instrumento por antonomasia, que con cada compás se ha ido convirtiendo en parte indisoluble de su vida.

En 2005, 2006 y 2007 recibió el primer premio de piano del certamen Jugend Musiziert a nivel regional y en 2008 logró el tercer lugar en el mismo concurso a nivel nacional, en San Sebastián.

También alcanzó el máximo galardón en el IV Concurso Nacional de Música celebrado en Marbella, representando a España en el XII Certamen Internacional Europeo de Música de Estambul, donde quedó entre los finalistas.

La última "nota" la ponía el pasado mes de diciembre con ocasión del XIV Certamen Nacional de Interpretación Intercentros Melónamo, donde se dieron cita los mejores alumnos de los conservartorios de España. Entre los catorce finalistas, Alejandro Arango fue segundo clasificado y logró el título de mejor pianista.

Entonces realizó una magistral ejecución de obras de Chopin y en la fase final, Rachmaninov y los "Funerales", de Listz, una actuación de la que el jurado valoró su "admirable técnica" y también "lo profundo y vehemente de sus ataques interpretativos".

Este joven, que cursa el 4º Curso del Ciclo Superior en el Conservatorio Superior de Música de Santa Cruz de Tenerife, se manifiesta un enamorado del Romanticismo, esa época en la que el piano se convierte en "laboratorio" de nuevas propuestas estilísticas, en el símbolo de un tiempo y de una nueva sensibilidad, con genios como Chopin, Schumann, Rachmanininov o Listz, de quien Alejandro Arango se considera un "fervoroso apasionado". Acaso de ahí le venga esa fuerza y la energía que desborda en sus interpretraciones.

Pero el talento hay que acompasarlo con esfuerzo. "Le dedico unas 9 horas diarias al piano", entre el trabajo que le exigen las partituras y al menos unas dos horas de audiciones.

En su teclado se reflejan como referentes los nombres de destacados pianistas canarios, como el caso de Gustavo Díaz Jerez, Iván Martín o Javier Negrín, al que siguió precisamente este sábado durante su concierto con la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Y no se trata de hacer patria, según explica. "Los tres se encuentran entre los mejores de cuantos hay a nivel nacional y diría que internacional".

Alejandro Arango se enfrenta ahora a una decisión trascendente: en qué lugar ampliar su repertorio vital y musical. "A lo mejor en Alemania. También Rusia o EEUU". Tiene que dar con la clave.