Dentro de la discografía canaria moderna nos encontramos con muchos músicos canarios que editan fuera, o realizan su vida musical fuera de nuestra geografía, y por lo tanto nos resulta casi imposible estar al tanto de su desarrollo artístico. En la Asociación Cultural del Disco Canario le hemos dado el mismo valor a esos discos que a los que músicos foráneos realizan en Canarias, con elementos del archipiélago en sus composiciones o arte gráfico, o a trabajos como el que hoy nos ocupa.

La isla de Fuerteventura siempre ha recibido la visita, a veces forzada en forma de exilios, de artistas que han encontrado en la isla el retiro necesario para que buena parte de su obra se sienta influenciada por esa sensación de aislamiento que resulta aún más latente en los aspectos culturales. No obstante, la realidad de la actividad cultural en la isla de Fuerteventura sigue siendo poco conocida en el resto del archipiélago, y es por ello que nos sorprende descubrir programas de radio que aglutinan en su programación toda la producción musical que se desarrolla en la isla, o festivales ya de carácter internacional como el FuerteMúsica o más recientemente el Womad. El apoyo que reciben estos festivales no es proporcional al que deberían recibir trabajos como este de Miguel Pérez, o bandas como Abora Reggae que acaban de editar un disco. Pese a que se cuenta con los artistas locales para los festivales, pocas veces vemos bandas majoreras entrar en los escasos circuitos insulares de programación de bandas canarias. Por lo que, al fin y al cabo, sufren un doble aislamiento con respecto a las islas capitalinas y nos impide conocer y reconocer el enorme potencial de algunas de las propuestas que se desarrollan para un ámbito puramente insular. Internet te ayuda, en casos como el de la web www.miguelperez.com, a conocer las inquietudes de músicos que viven peculiares aislamientos, y a conseguir placenteros discos como "Amanay".

Recalcamos una vez más la carrera que ha emprendido, instalándose en la península, la joven Yanara. Ya sea con Violeta Vil o con su aclamado proyecto Papaya, queda de manifiesto que el salir de Fuerteventura le ha hecho estar en igualdad de condiciones con los artistas del resto del estado, y que solo se ha tenido en cuenta su talento, una vez ha eliminado el problema de desplazamiento.

La isla de Fuerteventura proporciona a los artistas intimidad, recogimiento para que afloren ideas, pensamientos y sentimientos que en todo proceso creativo se deben dar. Estudios de grabación, escuelas de música, y la posibilidad de actuar en condiciones y periódicamente, son el resto de elementos necesarios para que se siga componiendo, creando, y no copiando y repitiendo que es a lo que se llega cuando solo se apoyan bandas de versiones y tributos.

"Amanay" es un disco solo de piano. Seis piezas de un gusto exquisito donde el respeto a los grandes compositores da como fruto grandes composiciones. Las manos pertenecen a Miguel Pérez. Nacido en Málaga, e instalado en Fuerteventura donde ejerce como profesor de música, este es su tercer trabajo discográfico. El estilo contemporáneo y minimalista que el autor quiso imprimir en el trabajo se ve a partes iguales en la mayoría de las piezas. En otras, sin embargo, nos encontramos con ejercicios vanguardistas que nos pueden recordar a muchas bandas sonoras francesas actuales, donde el propio piano se hace acompañar de la soledad y nos permite descubrir el amplio abanico de melodías que se puede lograr cuando existe una necesidad de comunicar. La pieza tercera de este disco es la que más nos ha cautivado, y se agradece que tras la segunda pieza de escasos 4 minutos, la más larga del disco, Miguel Pérez haya sido capaz de sintetizar en pocos minutos piezas tan profundas e intensas sin renunciar al ensamble perfecto de melodías, demostrando que no era necesario un derroche de recursos para llegar a desarrollar el esquema completo. Amanay II es quizá la que logre ejemplificar más el significado del nombre del disco. Amanay es un término prehispánico canario que significa "agua que da vida". Además del nombre de un árido barranco en el municipio de Pájara, Amanay IV parece ser la continuación lógica de lo que fluye, el respeto por lo que nos rodea, y que nos lleva hasta la pieza Amanay VI que sabemos que solo es el final de un disco y el principio de un nuevo cauce.

* Presidente de la Asociación

Cultural del Disco Canario