Dice que una de las razones por las que sigue madrugando se llama María Luisa... "Mi productora jefe, mi mano derecha y la mujer de mi vida", enumera el almeriense Carlos Herrera en el ocaso de una entrevista sobre periodismo que oyen atentamente media docena de amigos. Eso sí, previamente ha preguntado si existe algún inconveniente para que esas personas se queden en la mesa en la que se armó una conversación casi furtiva. El comunicador está distendido. Disfruta de las excelencias de un meteorología inusual mientras se imagina un futuro ligado con esta Isla. "Ya me queda poco, pero cuando me marche quiero pasar tres o cuatro meses al año en esta tierra", confiesa el almeriense en un gesto de sinceridad que se agranda al desvelar que "no soy un hombre de playa, pero tampoco me puedo resistir a los encantos naturales de los Acantilados de los Gigantes", exalta sin desviar la mirada del presente.

"Sé que hay gente esperando para ocupar el sillón por el que yo tuve que esperar el tiempo que estuvo ocupado por los que vinieron antes que yo, pero me quedan tres años", sostiene con rotundidad el andaluz. "En el tiempo que me queda de radio le aseguro máximo respeto a mis buenos adversarios, pero en el campo de batalla no hay piedad", avisa.

Herrera tiene claro que aún no ha conocido a nadie "al que el éxito haya venido a buscarlo a las nueve de la mañana a los pies de la cama mientras dormía. Normalmente te tienes que despertar antes de que eso ocurra... Lo recomendable es que seas tú quien persiga al éxito y eso solo se logra con horas de trabajo y con el acierto que puedas tener en él. Todo lo demás son entelequias que yo no consigo entender", responde antes de que algunos de los presentes en la mesa muestren sus quejas entre bromas por una pregunta de egos. ¿La popularidad ensancha...?, "¡Hombre, no le haga usted esa pregunta que se nos deprime. Además, Carlos está muy bien!", salen en su defensa. "No conozco a nadie al que éxito lo desagravie... No lo conozco, pero si lo hubiere, que puede haberlo porque en este mundo hay gente muy rara, sería una rara avis a la que me gustaría investigar", cuenta mientras disfruta el puro que ya ha agotado en sus tres cuartas partes durante una conversación que finaliza con una reflexión "made in" Carlos Herrera. "Si los pies no los tienes pegados a la tierra, difícilmente uno podrá tener las manos cerca del cielo. He trabajado mucho, quiero seguir sumando éxitos personales y empresariales para al final dejarles a los míos lo mismo que me dejó mi padre... Lo mismo no, el doble de lo que me dejó mi padre: nada de nada".

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