En su debut como novelista optó por una trama de aristas sentimentales que unen a los miembros de dos familias que viven enfrentadas durante años. "El punto de partida es una pequeña localidad de Tenerife, cuyo nombre cito de forma ficticia, en el que conviven unos personajes que van a protagonizar una de esas historias de amor imposibles", cuenta el lagunero Miguel de León (1956) en relación al contenido de "Los amores perdidos" (Plaza Janés). "Yo fui lector antes que escritor, aunque de pequeño soñaba con dedicarme a la escritura. Lo que ocurre es que había que comer y, sobre todo, pagar las nóminas de los empleados", cuenta un narrador natural del núcleo de Valle de Guerra que trabaja en el sector de la informática.

El Terreno es el escenario literario donde Arturo y Alejandra ponen al descubierto uno de esos romances perseguidos. "No es una novela histórica y, por supuesto, que el amor es uno de los temas centrales... Eso sí, hay subtramas en las que entran y salen más de sesenta personajes", avanza sobre un proyecto que él define de lectura rápida. "Los que ya han tenido la oportunidad de leer el libro me cuentan que es adictivo, que es una historia fácil de leer que mantiene el interés hasta el final", argumenta un escritor que reconoce su pasión lectora. "En su día tuve que elegir entre lectura y escritura y ganó la primera... Insisto, me hubiera gustado haber entregado un porcentaje importante de mi vida a la escritura, pero se dieron una serie de circunstancias que condicionaron mi elección. En este libro he volcado parte de mis hábitos lectores", justifica un creador que hasta ahora solo se había atrevido con una novela corta (aún por publicar) y por las reglas que envuelven al cuento.

De León considera que una de las prioridades de "Los amores perdidos" es entretener. "Soy uno de lectores a los que les molesta que un libro les pueda llegar a aburrir. Eso es algo que me pone enfermo y que he tratado de tener en cuenta al escribir Los amores perdidos", precisa.

El Archipiélago, Madrid, Logroño, Sevilla y Zaragoza son algunos de los puntos de promoción de una novela que no puede ser considerada de género histórico. "A pesar de que la cronología en la que se desarrolla el libro es bastante amplia, no estamos ante una novela histórica. Algunos han visto en sus páginas algún que otro paralelismo con Los pilares de la Tierra (Kent Follett), pero esa no es la intención. Tampoco es una novela romántica, aunque el amor sea uno de sus argumentos básicos", argumenta Miguel de León.

Traición y venganza. Esas dos pinceladas están reflejadas en una historia que acaba viajando a Nueva York. "Hay una mirada costumbrista, pero no me quedó ahí", declara un escritor que en la promoción de "Los amores perdidos" afirma que de pequeño se enamoró de un libro al que le faltaban las cubiertas y cuya autoría fue un misterio hasta que certificó que se trataba de una obra de García Márquez, concretamente, eran las páginas de "El coronel no tiene quien le escriba". Amor, esperanza y libertad. Ese es el triángulo literario que ha moldeado De León alrededor de su primera pasión novelesca. Si todo va bien vendrán nuevos retos, aunque él ya se siente recompensado por haber convertido en realidad el sueño de un niño que leía libros de segunda mano y que aspiraba a tener una vida de escritor.

Miguel de León

Escritor / Autor de "Los amores Perdidos"

Autor: Miguel de León.

Título: "Los amores perdidos".

Editorial: Plaza Janés.

Páginas: 617.