Un mago de la imagen; todo un "ilusionista" de la fotografía. Con estos rasgos introducía Alberto Delgado, presidente de la Fundación CajaCanarias, la figura de Chema Madoz (Madrid, 1958); un artista, si se quiere artesano y sin duda alguna genio, autor de una exposición que, ya a primera vista, provoca "asombro" y que, sobre todo, despierta un interés que va evolucionando desde la curiosidad a la sorpresa y que, en algunos casos, es capaz de provocar hasta éxtasis.

Se trata de la muestra más ambiciosa de cuantas ha realizado este fotógrafo, integrada por un total de 189 obras y que bajo el título "Chema Madoz-XXI" permanecerá colgada hasta el próximo 27 de mayo, un universo creativo que se desarrolla temporalmente a lo largo de esta centuria, abrazando la época posterior a la concesión el Premio Nacional de Fotografía (2000). De esta manera, a nivel de calle, el espectador se encuentra con un conjunto de creaciones que van desde los años 2000 al 2005, mientras en la primera planta se reparten aquellas otras que se localizan cronológicamente entre 2006 y 2014.

"Queremos saber cómo se ven estas 189 obras", subrayó el comisario de la exposición, Borja Casani, quien elogiaba la disposición de la muestra, con obras de distintos formatos y que "están en su sitio", precisó.

A la manera de un maestro de ceremonias , ante la mirada de personas y objetos, Casani anunciaba "la más grande exposición jamás vista" de un artista que consideró se encuentra en "una etapa de madurez", del que dijo "trabaja con material polisémico y abstracto", lo que muestra su capacidad para representar sentidos diferentes.

Casani destacaba el hecho de que cada una de las fotografías que cuelga en la sala es el producto de "una idea previa, resuelta conceptualmente y, a menudo, bocetada y dibujada sobre el papel", utilizando un abanico de registros.

"Existe una manipulación sensible" que desemboca en "poemas mínimos".

La propuesta para el espectador resulta universal: un paseo por la comprensión y el entendimiento, sin interferencias posibles. A la vista de las obras, el comisario sostiene que "no se trata de acertar un jeroglífico o despejar la incógnita", sino en dejarse llevar, porque la conexión, más allá de lenguajes y discursos teóricos, se establece a partir de un diálogo abierto.

Casani entiende que la función del espectador resulta decisiva, en cuanto a asimilar la elegancia, el elegire latino; implicarse en el sentido del mensaje polisémico y en la exactitud, la pureza y la credibilidad del blanco y negro.

Chema Madoz admitió que le había resultado cómodo montar esta exposición, reconociendo además que su manera de acercarse y abordar el objeto ha ido cambiando y cómo la presencia física de las obras transmite de forma diferente.

"El avión asemeja un recortable", dijo, señalando a la imagen, "y la báscula se acerca a una escultura". El hecho en sí es que la fotografía "las coloca en un mismo plano" y convierte la disparidad en unicidad

De su metodología, Madoz explicó que "hay que objetos que se crean y otros que existen" y detalló que está presente "el surrealismo, el arte conceptual, el minimalismo, la poesía visual, la tipografía del diseño...".

En la sala se mezclan los formatos y cada uno establece un tipo de relación concreta.

Chema Madoz nos invita al juego.