Llegado el caso, el escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, fallecido ayer a los 84 años, habría elegido España para exiliarse, según ironizaba en 2009 al ser preguntado por la prensa sobre cómo era posible que Silvio Berlusconi se mantuviera en el poder. No en vano, el autor de "El nombre de la rosa" mantuvo una relación intensa y variada con España, tanto intelectual como de gusto personal.

En una entrevista concedida a Efe en 2010, aseguraba que entonces había una visión "muy optimista" de España en Italia, que no había cambiado con la crisis. "Hay un montón de cosas que funcionan bien aquí -decía-, así que miramos a España con interés y un poco de irritación, pensando ''¿cómo es posible que el hermano pequeño se haya convertido en el hermano mayor?''".

El filósofo y escritor Fernando Savater ha recordado hoy la gran cultura de Eco en un sentido amplio, pues iba a escuchar, hace muchos años, los cuplés de Olga Ramos en la capital de España y se sabía las letras "de memoria". Fue en Madrid, en 2009, donde se le concedió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes.

Hace menos de un año, nada más publicarse su última novela "Número cero", reiteraba a Efe que España le gustaba "mucho" y que Barcelona estaba entre las pocas ciudades, tres o cuatro, donde le gustaría vivir, como París o Amsterdam.

Pero no son las únicas ciudades españolas que conoció. Una de ellas fue Oviedo, donde Eco recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2000 (entre los galardones "más importantes del mundo", dijo) y agradeció la aceptación de sus obras en España. La fundación Princesa de Asturias ha lamentado hoy el "hondo vacío" que deja su pérdida.

Desde 1998, Eco era miembro de la Fundación de la Academia Europea de Yuste, con sede en el histórico monasterio cacereño donde se retiró y murió Carlos V, que ha sentido la "enorme pérdida" que para la cultura europea supone su muerte.

Eco señaló el modelo de hombre político de Carlos V como "auspicio" de una institución con vocación transfronteriza y destacó el espíritu Salvador de Madariaga por su idea de una Europa común.

Cuando fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Burgos (2013), Eco destacó los vínculos de la historia y la cultura medievales de España, más concretamente de Castilla y León, con su obra más universal, "El nombre de la rosa". Aseguró ser un "estudioso entusiasta" de la Castilla del Medievo.

Igual distinción había recibido de la Universidad de Castilla-La Mancha en 1997. Aseguró entonces que los muros del castillo de Calatrava (Aldea del Rey, Ciudad Real), donde fue investido, le recordaban los de la abadía de la novela.

En su discurso, habló de la fantasía y comparó las bibliotecas del escritor argentino Jorge Luis Borges y de Don Quijote.

Entre otras distinciones recibidas en España, ganó en 2008 el Premio Reino de Redonda de la editorial del mismo nombre, del escritor Javier Marías, y pronunció conferencias y participó en congresos culturales como el Hay Festival Alhambra de 2010.