Febrero es uno de los meses donde más actividad presenta el mercado del cine, desde los archiconocidos Óscar, los Goya en España, los Bafta en el Reino Unido, los ASC Awards... En estas fechas se suceden acontecimientos y festivales que tienen una gran repercusión e importancia para los profesionales del séptimo arte.

Entre todos estos eventos cabe mencionar Berlín, tanto su festival de cine, conocido como la Berlinale, como su feria profesional, la European Film Market, que es cita obligada para todo aquel que trabaje en el sector audiovisual, cineastas, productores, empresas de televisión, y actores por supuesto. Con el glamour que proporciona el escenario de la ciudad de Berlín, el cine se escribe con mayúsculas en estas fechas y sirve a la prensa especializada de un montón de novedades, tendencias, espectaculares estrenos y alfombras rojas. También el público se vuelca con el festival. Este año la oficina de prensa de la Berlinale confirmó más de 337.000 entradas vendidas, una cantidad récord en sus 66 años de historia.

En el Festival Internacional de Berlín se acreditaron casi 4.000 periodistas procedentes de todas las partes del mundo y se exhibieron más de 4.000 filmes de todo tipo de género, idioma o temática en sus nueve secciones, ya que no todas entran en la categoría de competición. Hubo espacio para los documentales, cortos, películas independientes, nuevos talentos, incluso las series de televisión. Por supuesto, es el escenario ideal para el estreno de grandes producciones. Este año 2016 fueron los hermanos Coen, con su película "Hail Caesar!", los encargados de dar el pistoletazo de salida e inaugurar la alfombra roja.

De forma paralela al festival y a lo largo de nueve días -del 11 al 19 de febrero concretamente en este 2016-, se desarrolla el European Film Market en el Martin Gropius Bau, un espacio para los negocios, donde más de 8.500 profesionales de la industria del cine, procedentes de más de cien países, se dieron cita para poder sacar adelante proyectos cinematográficos, exhibir sus producciones, conseguir coproducción, comprar derechos de emisión o distribución y promocionar sus series y películas entre otras actividades. Los datos de la oficina de prensa del festival hablan de 1.500 compradores, más de 550 exhibidores, 1.000 proyecciones durante la feria, de los cuales más de 530 fueron estrenos. Es el espacio del "networking", del "one to one", de las agendas repletas de citas, de eventos promocionales, de potentes "stands" llenos de pantallas y trailers, un escenario característico de la industria cinematográfica, en donde lo más importante es, por supuesto, la imagen.

Si bien lo que nos llega del festival a través de los medios de comunicación es propiamente las reseñas de cada estreno, las películas a concurso, los fallos del jurado, ceremonias y alfombras rojas, el festival va mucho más allá. En el EFM se organizaron toda una serie de actividades paralelas que, aunque no son de interés para el público en general, tienen una gran importancia para los profesionales de esta industria. Este año el EFM incluyó en su programa un conjunto de citas y oportunidades, con gran calado entre los profesionales, que obligaron a los asistentes a desdoblar su presencia e invertir su tiempo en jornadas agotadoras y exhaustivas. Se alternaron espacios para el debate de tendencias, para la exhibición de géneros como los documentales o las series, mesas de presentación de escritores que expusieron sus obras literarias buscando su adaptación al cine, espacios de innovación, como la exhibición "pop up" de "startups", con nuevas iniciativas y soluciones para el mercado del cine y, por supuesto, oportunidades para todo aquel que buscaba financiación para sus proyectos. También se organizaron escenarios, para aprender a través de diferentes seminarios, y espacios de premios y agradecimientos que no están vinculados directamente al festival de cine. En este sentido, la organización del programa paralelo es un reto cada año, hay que reinventarse y ofrecer nuevos contenidos a los asistentes que hagan interesantes y rentables los días de feria.

En palabras de su director, Matthijs Wouter, las cifras demostraron un balance fantástico este año, no solo por el número de asistentes, sino por el volumen de negocio que se produjo durante la feria. En la EFM se acreditan como "Buyers", las empresas que buscan comprar derechos de exhibición, canales de televisión, distribuidoras y también productoras que buscan financiación para sus películas. Se cierran acuerdos millonarios en mesas de negociación y se organizan reuniones donde proyectos cinematográficos, dinero, y canales de exhibición confluyen. Tres ámbitos que se necesitan y están obligados a entenderse. Al igual que en el pasado festival de Sundance, donde Amazon o Netflix, plataformas de distribución "on line" de contenido multimedia, irrumpieron en el mercado adquiriendo los derechos de excelentes películas por grandes sumas de dinero, en Berlín estas empresas también estuvieron presentes. Y es que el negocio audiovisual está cambiando. Cuando todavía se habla de "box office" (recaudación en taquilla) y número de salas de exhibición como parámetros de éxito de una película ("Theatrical"), en un futuro habrá que incluir las plataformas "on line" y el número de descargas de contenidos y estrenos en los hogares individuales.

España estuvo presente en la EFM con un potente "stand" en el que acudieron varios agentes del sector que representan al cine en nuestro país, desde grandes productoras hasta instituciones como el ICEX, el Instituto del Cine, Fapae (Federación de Productoras en España) o las Spain Film Commission. Nuestras islas presentaron marca propia, "Canary Islands", y varias de nuestras Film Commission (Tenerife, Gran Canaria...) defendieron los intereses de Canarias como escenario de grandes producciones. Studio Indie acudió con un comercial y con el apoyo de varios de sus socios, que también se encontraban en la feria promocionando sus producciones y proyectos. La evaluación final de la asistencia a estas ferias, como cualquier otro evento profesional, es la cantidad de contactos realizados, el conocimiento personal a través de encuentros o reuniones, y la firma final de proyectos. Sobre esto último, en estos eventos no suelen cerrarse acuerdos, pero sí se establecen primeros contactos y se dan a conocer los servicios de cada empresa. En palabras de nuestro representante en Berlín, el balance fue excelente y estar presente mereció la pena en muchos sentidos. El próximo festival de Berlín se desarrollará en 2017, desde el 9 hasta el 19 de febrero, y si todo va bien, habrá que volver.