U n ganador entre las cinco propuestas finalistas del VIII Concurso de Jóvenes Diseñadores era lo que se esperaba el pasado jueves en la majestuosa caja negra del Recinto Ferial de Tenerife, cuando la ilusión de los nuevos talentos ya embargaba el ambiente de un espacio que, normalmente desangelado, estos días se viste de diseño, color y tendencias.

El consejero del Cabildo de Tenerife, Efraín Medina, propulsor desde los inicios de este evento, hasta el año pasado bajo el nombre de Jornadas Profesionales de la Moda, recibía a los invitados en un "photocall" cargado de patrocinios, por donde pasearon rostros conocidos de la política, deporte, cine y moda, como no podía ser de otra manera en su noche grande.

Ubicados los asistentes en sus respectivos asientos, el "front row" esperaba en la zona de la izquierda a un jurado experto, mientras que el lado derecho acogería a las autoridades: Fernando Clavijo, presidente del Gobierno de Canarias; Efraín Medina y Cristina Valido, consejeros del Cabildo de Tenerife; el alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, así como el director de Tenerife Moda, J.E. Giussepe, y directores de medios de comunicación, entre los que se encontraba Mercedes Rodríguez, directora y editora de EL DÍA. Se echó en falta la presencia del presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, aunque a lo largo del acto dedicó unas palabras al público presente en un vídeo distendido y cercano, donde comentaba la importancia del sector textil. Alonso también hizo mención al hermanamiento que se pretende con la isla de Madeira.

El evento comenzó con puntualidad con un espectáculo de luz y sonido, donde tres pantallas de LED encabezaban una larga pasarela de moqueta blanca, perfilada por luces, que en un inicio eran de tonalidad azul, y que a medida que fluía el evento variaría según los diseños lo requirieran. Pilar Rumeu, luciendo un modelo de encaje negro que firmaban M&M, directores artísticos del concurso, y alzada sobre botines del mismo color, se puso al frente del evento con la profesionalidad que la caracteriza y un desparpajo que en su formato habitual no se puede permitir.

Miguel Ángel Ibáñez, segundo clasificado, abrió los desfiles con la colección mixta "Akelarre", con un cuidado patronaje que permitiría jugar con diferentes tejidos: algodones, lanas, encajes y tules se entremezclaban con materiales novedosos, haciendo de aquel despliegue un juego de brujas y brujos pretendido por el diseñador.

A continuación llegó el momento a "Un cielo de hojas", la colección que presentó Sara Rello Reyes. La diseñadora catalana hizo una propuesta en la que destacó el juego de apliques, realizados en los mismos materiales que el resto de la pieza. Las formas vegetales lograron el dinamismo de las prendas, unido a la evolución del color, desde el impoluto blanco pasando por las variantes del coral, verde agua y alguna pincelada de ocre que se fundiría con el tono tabaco para cerrar una colección que sin duda fue en crecimiento.

La tercera propuesta corrió a cargo de Sergio Parrales Mejías, que procurando ambientar en la Andalucía más profunda, lo logró más con la música y puesta en escena que con las piezas. No obstante sus diseños, con un patronaje muy recto y prácticamente sin forma, lograron mantener a los allí presentes expectantes, por el uso de materiales innovadores y tecnológicos, muy diferentes a las propuestas que ya habían desfilado por la pasarela.

Seguidamente la pasarela acogió los diseños de la tinerfeña Bea de la Rosa, bajo el nombre de "La expresión de lo abstracto". La ganadora del certamen, profesional del diseño gráfico, se preocupó por buscar la originalidad en el estampado, encargándose de diseñar los dibujos que se plasmarían sobre tejidos aptos para las temperaturas que precisan las técnicas de estampar. La flamante vencedora confesó que había hecho uso de sus habituales herramientas de trabajo, los programas de ordenador, Photoshop o Autocad, para realizar un patronaje muy cercano a la perfección.

El concurso se clausuró con las propuestas de las hermanas Giammarino, quienes hicieron una apuesta extremadamente femenina, con faldas de corte, escotes corazón, volantes en la cintura y "cuellos bebé", logrando que las modelos parecieran princesas de cuento, para una colección llamada "Princesses Right Now". Las tinerfeñas fueron las más arriesgadas en lo que a colorido se refiere, pasando por el azul "jeans", rojo, grises, fucsias y negros de una manera magistral.

Con las creaciones de los cinco diseñadores ya desveladas, y a la espera del resultado, que se tomaría de la puntuación que cada miembro del jurado, sin deliberación entre ellos, hacía llegar a la organización a través de las azafatas allí presentes, sería el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, el que presentaría, a través de un vídeo, a la diseñadora invitada, Sandra Vieira, que ya afianzada en la moda no tuvo miedo a la hora de conseguir volúmenes con exageradas hombreras, asimetrías, mezclas de tejidos y colores, además de minifaldas.