Habla con pasión de un oficio al que llegó hace cuatro décadas, una profesión que le permite vivir con cierta distancia respecto a la psicología clínica, materia en la que se doctoró antes de inundar su universo artístico de luz y colores. "Puerto Olvido" es la última huella plástica de Alfonso Delgado, una serie que anoche se inauguró en la Sala MAC de la capital tinerfeña con una "performance" en la que participó el coreógrafo Jesús Caramés. "Yo decidí vivir en Tenerife con todo lo que implica sus más y sus menos; soy incapaz de pintar si no tengo la luz de la Isla: necesito ese subtrópico para crear", afirma.

Delgado, que ha expuesto su obra en Berlín, Lieja, Madrid, México, Montpellier, Zúrich o en París, asegura que no está preparado para vivir en lugares donde los inviernos son tan largos. "Para mí la vida es un sinónimo de vida", acota el responsable de una exposición que tiene letra pequeña. "Puerto Olvido es una colección de símbolos afectivos, artísticos, visuales...", enumera en un instante en el que se cuela el cuarenta aniversario del fallecimiento de Félix Francisco Casanova. "Es el recuerdo a un amigo, pero, sobre todo, es una reflexión poética a través de la pintura", sostiene un creador que confía ciegamente en la interculturalidad.