Mucho tiempo llevaban nuestros estilismos con pendientes austeros, sencillos y con poco carácter. Las fieles seguidoras de la moda pasaban por los expositores del complemento por excelencia, sin tan si quiera echar un vistazo. Hoy se vuelve a confiar en que enmarcar el rostro da luz y personalidad a la modelo.

Por fin lo que hace una temporada tan solo era para aquellas que se adelantaban a las tendencias, hoy los pendientes en talla XXL son la pieza estrella para un fondo de joyero que promete mantenerse. Se llevan todos los estilos, para todo tipo de mujer y en cualquier momento del día. Todo dependerá de lo que nuestra imaginación sea capaz de combinar y lo que nuestros pabellones auditivos sean capaces de soportar.

Las resinas, sedas y cuero, serán los responsables de piezas grandes, llamativas y descaradas, que conseguirán que el estilismo sea inesperado, sugerente, y atractivo. En ocasiones capaz de mezclarlo con prendas de nombre propio, como el matrimonio surgido entre Roselinde y De la Rosa. Arriesguemos con las formas circulares. Los aros metálicos se permiten de amplio diámetro, cuidado contorno y divertidos dibujos, imitando la caña de bambú, el juego de espirales, o el movimiento de unas alas. Los aretes también serán el punto de partida para sostener la madera de palo santo, aderezado por una fina lámina de abalón, como mostraba el maestro de los argollas Juan Gil Melián, en la pasada Feria de la Moda de Tenerife.

Con el verano pisándonos los talones, las piedras semipreciosas nos ceden su color: coral, turquesa o jade, para trasladarnos a culturas lejanas donde la fuerza del sol hace que las sedas sean la base de las borlas que rematan un trabajo impecable. Logran creaciones únicas, que comienzan a partir de fornituras labradas para acoger casi cualquier elemento: cristales, conchas, incluso cobre. Un juego mágico que se adapta a cada mujer. Atrevidas y fuertes como las de Magdala Machado; o serena y mística, propuestas por Elisa Salas.

En la bisutería la originalidad es un grado. Funciona la diversidad, basada en la sintonía entre las formas. La conexión entre ambos les lleva a entenderse. Tendrán en común el metal con el que se trabajan, los elementos con los que se decoran o el cristal con el que se juega. Agostina Santini consigue magistralmente el juego en las parejas.

Los "ear jacket", que dejaban asomar por detrás del lóbulo la pieza secundaria de la joya, o la doble perla que hacía el mismo juego, continúa siendo una interesante posibilidad aunque bajando su intensidad, ahora es el momento de los "ear cuff".

Esos pendientes que ocupan toda la oreja, desde el lóbulo hasta la parte superior, son el objeto más deseado. El metal que engarza las piedras potenciará su luz, logrando que no se pierda ninguno de sus destellos.

De una manera o de otra este verano hay que estar pendientes de decorar nuestras orejas a lo XXL.