La apasionante vida de Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616) fue analizada a grandes rasgos por Alfredo Alvar, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y académico correspondiente de la Real Academia de Historia, en la conferencia que impartió esta semana en las I Jornadas Cervantinas de La Orotava, organizadas por la Asociación Cultural Alisios.

Este especialista en el acontecer vital y profesional del autor de "Don Quijote" disertó, en el salón de plenos del Ayuntamiento de La Orotava, sobre el tema "Alrededor de 1615. La España Histórica", en el que trazó una apretada biografía de Cervantes a partir de una documentación original de la época y sus textos literarios.

La elección del año 1615 para el título de su intervención coincide con la publicación de la segunda parte de su obra más universal y la parte final de la existencia del escritor español, que vivió durante los reinados de Carlos V, Felipe II y Felipe III.

"España era muy compleja en aquella época, porque era cabeza de un imperio bihemisférico y multiterritorial, que vivió bajo los tres estamentos, la nobleza, el clero y el pueblo llano, al que perteneció el escritor. La gente tenía oportunidades y si no podía vivir en España, pasaba a las Indias, parándose en las Islas Afortunadas, donde se quedaban algunos".

A nivel político, añadió, "era un poder que creía en el pacto de las oligarquías territoriales, porque desde Madrid había que gestionar Perú o Filipinas, Bruselas y Nápoles... Era una España que supo mantener aquel gobierno multiterritorial durante doscientos años".

El profesor Alvar comentó a este periódico el papel fundamental que tuvo Canarias en aquel periodo histórico. "Por más que se diga, nunca se podrá entender toda la importancia de Canarias como ese puente, esa primera parada en la ruta a América. Sirve de aguada a las flotas que salen desde Sevilla, desde aquí se exporta la arquitectura peninsular... fue un baluarte de defensa contra la piratería y un sitio fabuloso estratégicamente porque era la ruta natural de los Alisios. La Islas Canarias fueron cruciales para la grandeza de España en general".

Con respecto a Cervantes, soldado, novelista, poeta y dramaturgo español que no conoció Canarias, el investigador granadino apuntó que fue un acérrimo defensor del catolicismo y de la Casa de los Austria, por eso participó en la batalla de Lepanto (1571), de donde salió con una mano tullida, además de participar en la recogida de bastimentos para la Armada Invencible contra Inglaterra (1588).

"Tuvo una vida llena de contradicciones, intensísima, que pasó por momentos muy oscuros, como cuando estuvo trece años con una mula recaudando impuestos por Andalucía. Es un autor muy tardío, muy maduro y muy corrido en la vida. Aunque publicó La Galatea con 38 años, la primera parte del Quijote la publicó en 1605, con 58 años, y la segunda con 68".

Otro aspecto interesante del considerado la máxima figura de la literatura española es su descendencia de una familia de judeoconversos. "No se sabe en qué generación anterior, pero él sabe que hay que disimular en la vida por si acaso, lo cual no quiere decir que sea hereje o infiel. El se sabe descendiente de judeoconversos y tiene sus ramalazos heterodoxos, pero es un católico convencido".

Alvar, que ha estudiado mucho la figura de polifacético escritor madrileño, confesó con respecto a la obra de Cervantes: "Me gusta leerlo en base a dos principios fundamentales que tengo en la cabeza, que son la libertad individual y la dignidad del ser humano. Libertad y dignidad, con estas dos premisas se puede entender mucho más su obra, además de la humanidad, por supuesto".

Este académico correspondiente de la Academia de la Historia se mostró muy crítico con la campaña arqueológica que se desplegó el año pasado en la cripta de la iglesia madrileña de las Trinitarias para la búsqueda de los restos óseos de Miguel de Cervantes y su esposa, Catalina de Salazar, en la que se hallaron algunos fragmentos "asociados" al escritor y su cónyuge, según las conclusiones de los investigadores que participaron en la misma.

"Yo estuve antes de las famosas ruedas de prensa sobre las excavaciones en la cripta de las Trinitarias, que conozco bien y en profundidad. Todo me ha parecido muy rocambolesco. De los restos humanos que aparecen en Las Trinitarias se sabe por documentos de enterramientos en la iglesia que faltan los de dos cadáveres, por lo tanto es muy posible que no estén los de Cervantes. En segundo lugar, de los que hay, de varones mayores de 65 años, solo se han encontrado trocitos de hueso, como si fueran pastillas de caldo Maggi y unos casquetes de cráneos. Eso es lo que hay, una cosa patética. Para ese viaje no necesitábamos de esas alforjas".

Desde su punto de vista, no sabe a ciencia cierta el objetivo perseguido con aquella iniciativa. "Si pensaban que iban a encontrar un ataúd que dijera: Miguel de Cervantes. Creían que iban a encontrar algo y que aquello iba a servir de estímulo económico del turismo en Madrid. Me parece un poco esperpéntico todo lo que ha ocurrido alrededor de los huesos del pobre Miguel de Cervantes".

Por último, se mostró contrario a las críticas realizadas sobre las "pocas" actividades organizadas en torno al centenario de la muerte del autor madrileño. "Las críticas son infundadas y un poco injustas, porque se ha hecho muchísimo en España. Se están celebrando las glorias de Cervantes durante los últimos once años con motivo de los centenarios de la primera, de la segunda parte de la edición del Quijote y ahora su muerte, además de la labor del Instituto Cervantes en el mundo".

Alfredo Alvar Ezquerra

miembro de la real academia de la historia