Como si los ecos del silbo hubieran traspuesto las barranqueras de las Islas y viajaran libres sobre la mar, hasta arribar al continente. Así, de esta manera metafórica, pudo haber descubierto Jon Mayá, uno de los directores de la gala de los premios Max de las Artes Escénicas -celebrada anoche en el teatro Circo Price de Madrid-, la existencia de tan excepcional forma de lenguaje.

El hecho de que el silbo gomero se vistiera anoche de gala en la ceremonia de entrega de los premios del mundo de la escena tiene que ver con el poder de atracción que provocó en el coreógrafo vasco, quien cautivado por tan singular manifestación no paró de rastrear y preguntar por el origen de aquel sonido único.

Y fue a través del bailarín canario Óscar Millares como logró dar con la clave y por mediación de Manolo González, integrante del grupo Mestizay, llegar hasta la raíz: Rogelio Botanz.

El músico y docente explica que "me resultó sorpresiva la llamada del coreógrafo y me encantó su propuesta". De inmediato percibió su enorme sensibilidad hacia el silbo gomero, "si bien desconocía este ancestral sistema de comunicación, sus parámetros, la construcción de los mensajes, los registros de sus sonidos"...

La cuestión resulta inevitable. "¿Qué podíamos silbar?"

Rogelio Botanz explica cómo a través del teléfono y mediante el correo electrónico fue intercambiando información con Jon Mayá "hasta que dimos con el diseño final".

El director vasco se aplicó entonces en el montaje de una coreogafía para que los bailarines del grupo Kukai Dantza se movieran sobre la escena según la propuesta del silbo.

Y para la intervención de los silbadores, un conjunto en el que además de Rogelio Botanz participaron Claudia Cabello, de Agulo, y la tinerfeña Silvia Torres, se eligió como más adecuado el acto de entrega del premio Max de honor a la actriz Lola Herrera.

"La fórmula que trabajamos y que decidimos poner en escena fue la de ir silbando los diferentes títulos de la carrera artística de la actriz", subraya Botanz, mientras sobre una pantalla aparece "impresionada la traducción", al tiempo que en el medio de la escena, los bailarines del conjunto vasco "interpretan con sus cuerpos un tercer nivel". De esta manera se conseguía la fusión de tres lenguajes: escrito, silbado y bailado.

No es la primera vez que Rogelio Botanz participa en una gala televisiva. Hace justamente un año también estuvo presente en París, con ocasión de la gala de los premios "Les victoires de la Musique", en aquella oportunidad invitado por el cantautor francés Feloche para presentar su interpretación del tema "Silbo", que tanto éxito cosechó en Francia.

También han sido varias las oportunidades en las que el propio Rogelio Botanz, acompañado por algunos de sus alumnos más aventajados, ha colaborado con la interpretación de sus silbos en la realización de distintos proyectos con diversos artistas.

Rogelio Botanz

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