El primer largometraje de David Cánovas es bueno. A partir de esa premisa existen unos condicionantes sentimentales que otorgan a "La punta del iceberg" un plus que convierte la adaptación al lenguaje cinematográfico del texto original de Toni Tabares en un proyecto adictivo, entretenido y magistralmente desarrollado por sus guionistas (David Cánovas, José Amaro Ca-rrillo y Alberto García Martín). Cuenta David que desde siempre se ha sentido atrapado por todo lo que rodea a una ópera prima; por el primer desembarco de un director en un mundo que en ocasiones olvida algo que está presente en su obra: "La punta del iceberg" tiene corazón.

Puede que sea una chorrada, pero este filme late. Emite las pulsaciones de un cineasta apasionado que soñó este instante, las de un equipo bien engrasado que ha levantado un proyecto nacional con un marcado acento canario y las de una actriz, Maribel Verdú, que se come la cámara desde la primera secuencia. No voy a caer en la estupidez de escribir que Cánovas ha descubierto a Verdú, pero sí que le ha dado una película...

Por cierto, Carmelo Gómez también está soberbio en sus apariciones. Algo que contagió a Álex García. Técnicamente, "La punta del iceberg" destila unos silencios hermosos, unos juegos de cámara en 360 grados muy atractivos y una historia cotidiana que tiene alma. Lo que se ve es interesante, pero sumergido hay un futuro que ya es presente.

@davilatoor