Si en los últimos coletazos de 2015 el dominicano Juan Luis Guerra salió de una cabina telefónica para dar inicio al "show" que ofreció en su más que esperado regreso a la capital tinerfeña, anoche los chicos de Estopa dieron la bienvenida a las más de tres mil personas que se reunieron en el Pabellón Insular Santiago Martín de La Laguna "escapándose" de una gigantesca lavadora. Los hermanos Muñoz eligieron un programa largo para festejar su reencuentro con el público tinerfeño en formato de concierto -el pasado mes de marzo actuaron en la entrega de los Premios Dial- ocho años después de cantar en la plaza del_Cristo. Dos horas y media de "colada" musical completaron David y José Manuel Muñoz ante una audiencia que celebró su propuesta. Lógicamente, las primeras pinceladas trazadas sobre la tarima se tiñeron con los acordes de "Rumba a lo desconocido", pero los asistentes también se llevaron diferentes postales musicales de "Esto es Estopa", "Allenrock" o "Estopa". Vamos. Que los barceloneses tiraron de su exitoso fondo de armario para dar volumen a un espectáculo dinámico, energético y, sobre todo, cien por cien Estopa.

Un sonido poderoso y una luminosidad deslumbrante envolvieron una velada en la que empezaron a llover títulos que están anudados a "Nadie sabe" o "Pastillas para dormir". Pura rumba adornada con trazos de rock.

Sobre esa línea se movió un concierto que tuvo una buena profundidad instrumental -media docena de músicos se subieron al escenario con David y José_Manuel-, distintos guiños al pasado de una banda que no ha perdido el vértigo de querer seguir huyendo hacia delante sin mirar atrás. Quizás, ese insistente deseo de no volver la cabeza al pasado es lo que los mantiene en una posición de privilegio dentro del mapa musical español. Con el mismo "detergente" que tan buenos resultados les ha proporcionado en más de una década y media de vida y, sobre todo, aplicando la lógica para evitar desteñir su obra, Estopa conserva intactos los ingredientes de una fórmula menos misteriosa que la de la Coca Cola, pero que genera ese frescor cuando la sed aprieta. ¡Qué gusto da sentir cómo esas minúsculas burbujas estallan en una garganta seca! Que nadie se lleve a engaños. Estopa es lo que es. Los hermanos Muñoz llevan años instalados en un registro fiestero y popular donde no hay rastro de virtuosismo, pero sí de una dedicación plena a un producto que sigue viajando en su Seat Panda. Esa naturalidad es la que convierte al dúo catalán en una marca casi imbatible.

Escuche la entrevista David Muñoz, vocalista de Estopa, realizada el viernes en Radio El Día