La mañana lagunera se vistió de claro y azul, como una invitada más a la llamada de "Soplo de letras". Así rezaba el nombre de la primera actividad pública de la asociación Uve de Vida, un colectivo que nació el pasado mes de septiembre bajo el aliento y la ilusión de nombres propios como los de Ayoze, Adrián, Alberto, Laura, Marta, Julio, Erik...

En la calle Viana, a la altura de la plaza Hermano Ramón, las gentes iban y venían, volvían la cabeza y se alongaban al interior del recinto. La idea de los promotores: sacar la literatura de los libros y convertirla en algo vivo.

Laura Carrillo conseguía captar la atención de pequeños y mayores con sus "Anticuentos", otra forma de narrar las consabidas historias infantiles. Así sucedió en el caso de una Blancanieves, nacida en un poblado viejísimo de África, "con piel de color marrón", envenenada por la bruja Falsina -quien le dio a comer una sandía- y que no despertó por el beso de un príncipe, sino gracias a un pastorcillo, acompañada por siete gigantes; nada de los siete enanitos.

Otro tanto ocurrió con el relato de Pinocho y su mundo, un universo muy particular donde a quienes mentían no les crecía la nariz, sino las orejas.

La propuesta "Máquinas sin cables" despertó la curiosidad de las generaciones acostumbradas a la única presencia de la tablet y que, ajenas a la existencia de estos aparatos antiguos, se asombraban de que el golpeo de "aquellos brazos" imprimiera letras sobre un papel. Ahora la "i" y después la "o" que está al lado... "¿Recuerdas a qué suena una tecla? Siéntate, compuébalo y comenta algo", reclamo de la actividad, y los mensajes se fueron colgando: "Recordar es revivir, justo lo que esta iniciativa lagunera me ha permitido"; otro que decía: "Todos los inicios son muy duros, pero con cariño y esmero todo tiene su recompensa"; también el que aseguraba: "Esto es más guapo que escribir en el guasap y si me equivoco vuelvo a empezar. Felicidades y palante", entre otros muchos.

Un programa emitido en directo por la emisora local Radio Geneto acercó la voz y la experiencia de tres escritores, en esta oportunidad el poeta y crítico literario Andrés Sánchez Robayna, la novelista Ana Beltrán, autora de "Mujeres malditas", y Yurena González, microrelatista y firmante de la obra "El diablo se esconde en los detalles", quienes descubrieron sus experiencias creativas.

Erik Air realizó un graffiti, para conmemorar el acto, inspirado en El Quijote, y en horario de tarde, la iniciativa evolucionó desde un micro abierto y una jam de poesía, con Carpe Diem y el Club de los Putos Poetas, a las actuaciones de grupos Los Retumbaos, Mixtura Nómada y Airam Ramos y Bensidrumer. Como un soplo.