Al cierre de esta edición el fuerte permanecía en pie. Llegó vivo a la medianoche tras superar los efectos de la recreación militar de la batalla de Troina, acaecida en Sicilia en 1943 y en la que tomó parte el general Patton, y un asalto que despertó la curiosidad de las personas que ayer decidieron pasar la tarde-noche en el Museo Histórico Militar de Canarias. Seis horas de ocio familiar. Ese fue el guion por el que se movió el programa con el que la dirección de este emblemático centro celebró el Día Internacional de los Museos.

Teniendo en cuenta el entorno en el que se montó la concentración, sobra decir que las actividades que más curiosos captaron fueron las vinculadas con una exhibición de esgrima, los movimientos de la tropa de la Gesta del 25 de julio, un taller de fusil de chispa o el de los helipcóteros. Además de esas propuestas de perfil castrense, los asistentes pudieron participar en la iniciación en la escritura con pluma de ave de Alejandro Carracedo o escuchar a los componentes de la Banda de Música Amigos del Arte de San Andrés.

Los juegos tradicionales y un continuo ir y venir por la exposición permanente y por la sala que acoge la muestra "Don Quijote en Tenerife. Viaje a la colección del doctor Gabino González Hernández" fueron otros dos poderosos atractivos de una tarde-noche en la que el escritor Carlos Miranda, autor de una publicación especializada para niños, desveló algunos detalles en torno a "El Tigre", pieza que no está ubicada en Almeyda, pero que tiene una estrecha relación con un espacio que se convirtió en el motor que dinamizó el episodio cultural más importante que se registró en la jornada de ayer en la capital tinerfeña.