Juan Carlos Fresnadillo exhibe su génesis como director de cine; muestra a partir de hoy, a las 20:00 horas, en la Sala A del TEA Tenerife Espacio de las Artes una serie fotográfica que nació entre los años 2012 y 2015 en distintas localizaciones del mundo. En "Limbo" está presente el suspense de Hitchcock, el bullicio urbano de Fellini, o la fuerza de Scorsese. Hay otras muchas connotaciones cinematográficas pero, sobre todo, está el Fresnadillo en modo fotógrafo que coqueteaba por primera vez con las imágenes. "En Tenerife empezó la posibilidad de contar imágenes, y esta era la mejor opción para mostrar mi primera exposición", agradeció el realizador en el transcurso de un acto en el que estuvieron presentes Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife, Antonio Vela, director del Centro de Fotografía, y David Olivera, comisario de la muestra que residirá en el espacio de arte contemporáneo capitalino hasta el 11 de septiembre.

"Cuando dirijo una película estoy en un segundo plano, en una posición menos visible que esta", revela Fresnadillo segundos antes de que se monte una multitudinaria rueda de prensa. "Durante mucho tiempo tuve que prepararme para perder la timidez y el pudor de mostrarme desnudo con estas imágenes", cuenta camino de la sala en la que aguardan los periodistas. Y es que Juan Carlos fue cocinero antes que fraile. Esa atracción inicial por el universo de la fotografía habita en su interior mucho antes de llamar la atención con "Esposados" (1996) -con su primer cortometraje acaparó 40 premios nacionales e internacionales y una nominación a los Oscar- o iniciar su aventura estadounidense.

Para Antonio Vela la fotografía callejera de Fresnadillo tiene unos toques que le recuerdan al galo Henri Cartier-Bresson. Incluso, recurre a una edición realizada por el suizo Robert Frank para concretar algunos aspectos que identifican el proyecto del santacrucero con el autor "The Americans" (1958). "La fotografía siempre fue una inspiración para mis películas; la cocina en la que empecé a cocinar mi cine", especifica un realizador que no tiene reparos en admitir que "todo empieza en la fotografía".

De hecho, "Limbo" es la consecuencia de los preparativos de una película que aún estaba en fase de gestación y que pilló al canario en una fiesta en Buenos Aires. Sin darme cuenta empecé a viajar de un lado a otro sin saber al cien por cien lo que quería, pero con la necesidad de encontrar algo", añadiendo que "esta exposición -en el TEA se exponen 27 de las 60 que conforman un catálogo que va a tener una evolución en formato de libro- es el reflejo de la soledad que sentí buscando las localizaciones para una película que estaba preparando", confiesa Fresnadillo tras interrumpir el recorrido por la sala que ya había iniciado en compañía de Carlos Alonso y Antonio Vela. "Limbo" volará a Madrid y quiere estar en otras salas de exposición europeas en cuanto diga adiós al TEA.

"Juan Carlos fue fotógrafo antes que cineasta y su relación con este mundo es un acto de rebeldía frente a los 24 fotogramas por segundos", añade Olivera en su introducción a "Limbo", una aventura en la que Fresnadillo muestra el magnetismo que ejerce sobre él todo lo que se mueva en un plano dominado por las texturas blancas y negras. "La luz y la oscuridad es una constante en su cine", incide el comisario de una propuesta que destila misterio y cotidianidad. "El blanco y el negro me revela una dimensión oculta, pero también es muy útil para penetrar la realidad", sostiene un artista que admite haber logrado que "alguna de las fotografías que componen este proyecto capte la atención del espectador", declara sobre el contenido de una exposición que para Vela "es una especie de cuaderno de anotaciones en el que el autor narra emociones que pueden tener múltiples interpretaciones porque expresan libertad".

Treces ciudades de cinco países (Argentina, España, Estados Unidos, Francia y Reino Unido) conforman un mosaico visual en el que hay un espacio reservado para Santa Cruz de Tenerife, concretamente, una imagen nocturna en la que la gente disfruta en la playa. Su municipio natal Londres, Nueva York, París o San Francisco son el eje en el que "no hay nada preparado", sostiene el español cuando le pregunta por la instantánea en la que un cuervo devora una ardilla en el centro de una vía desierta. Una referencia que madura con los primeros rayos del sol de un día dominado por la soledad. "Lo peor de una exposición es seleccionar el material que deseas mostrar; hay que descartar muchas fotografías".

El citado cuervo devorando plácidamente a su presa provocó una carrera de Fresnadillo hasta su casa. "Sabía que era algo habitual, pero esa concretamente esa escena me la encontré de frente. No había nada preparado y tuve que ir en busca de la cámara", rescata el guionista y director que tiene en su haber los largometrajes "Intacto" (2001); "28 semanas después" (2007); "Intrudens" (2011) y "Wednesday" (2014). Esa fugacidad está presente en cada una de las narraciones mudas del fotógrafo chicharrero.

La relación entre los personajes retratados y el lugar en el que residen o el vacío que generan propuestas como la de una señora que descansa serenamente, casi al borde del sueño, en el interior de su coche propician un diálogo entre la obra y la persona que se sitúa delante de ella. Otras veces, la intriga domina el plano ante la aparición de un personaje que no desea ser descubierto o que, simplemente, no es consciente de que está siendo retratado por Juan Carlos Fresnadillo. Ahí es cuando la serenidad cobra una dimensión que traspasa el cristal que la protege.