"Reporting from the front"es el apropiado lema de la Bienal de Venecia de este año 2016, la 15ª muestra de Arquitectura, que comenzó a analizar los problemas mundiales de los arquitectos hace ya más de 30 años.

Venecia, que siempre es estimulante, tanto la ciudad y su historia como esta mezcla de contemporaneidad que reciben sus piedras cada año al comienzo de la temporada estival: la bienal, duplica este año ese estímulo porque, por una vez, se tratan aspectos de la arquitectura que siempre han estado ahí, y de los que los arquitectos se han ocupado siempre, pero que no han tenido visibilidad: los problemas de los más débiles.

Este reportando desde el frenteque propuso el comisario Alejandro Aravena ha sido tratado de una manera desigual por los diferentes países. Personalmente me quedo con dos: Alemania y Polonia.

Peter Cachola Schmal, comisario general y director del Museo Alemán de Arquitectura (DAM), Oliver Elser, curador en el DAM, y la coordinadora del proyecto Anna Scheuermann han dado un nuevo significado a una frase: haciendo patria.

El pabellón está completamente abierto, una metáfora de que Alemania está abierta. El año pasado, las fronteras de Alemania se mantuvieron abiertas para recibir a más de un millón de refugiados. Aunque en la actualidad las fronteras del resto de la UE están -ignominiosamente- cerradas para los refugiados. Este gesto de apertura de Alemania es celebrado en la Bienal. El pabellón muestra ejemplos de la llegada a las ciudades de Alemania de grande cantidades de personas con un sueño: vivir en paz. Lo que explica el pabellón de Alemania es lo que se necesita para ser una ciudad de acogida y toda su estrechísima relación con la labor de los arquitectos: vivienda asequible, el acceso al trabajo, espacios comerciales a pequeña escala, buen acceso al transporte público, redes de inmigrantes de la misma cultura, así como una actitud de tolerancia.

Sin embargo, antes de que cualquiera de los numerosos recién llegados puedan convertirse en inmigrantes regulares, en la actualidad hay miles de refugiados que viven en las primeras instalaciones de admisión y alojamientos compartidos a través de Alemania. A través de ejemplos concretos, el pabellón alemán presenta las cualidades arquitectónicas de estos edificios en una sala de exposición dedicada a esta tarea de construcción tan particular y low cost. Alemania presenta un enorme archivo de construcciones para desplazados realizadas y en construcción en toda Alemania, y demuestra que no es fácil pero tampoco es imposible. Demuestran también que cualquier ciudad europea dispone de mucho espacio asequible para acoger a los refugiados, y que además eso es algo que enriquece las ciudades.

Por otro lado el Pabellón de Polonia en la Bienal aborda los problemas éticos que enfrenta uno de los sectores mayoritarios en el mundo de la arquitectura de los que hasta ahora nadie se había ocupado: los obreros.

Bajo el lema de "¿Quién hace tus edificios?" Polonia trata con maestría las condiciones de trabajo, la falta de respeto y los accidentes en sitios de trabajo de plagan la industria de la construcción en todo el mundo, pero estas dificultades a menudo son pasados por alto en favor de los plazos, presupuestos y la demanda de nuevos espacios. Los jóvenes comisarios Dominika Janicka, en cooperación con Martyna Janicka y Michal Gdak, crean una obra de construcción a gran escala dentro del Pabellón y hacer la pregunta - ¿Por qué no vienen los edificios con marcas de "comercio justo"?

Los comisarios detrás de la exposición "Building Fair" creen que las obras representan la primera línea en la arquitectura; es la manifestación física de cualquier proyecto en vivo y a pesar de los avances tecnológicos todavía es realizado, en gran medida, por una labor manual. La contribución de estos trabajadores es imprescindible pero no se encuentra de los procesos de discurso. En una cultura impulsada por el consumo esta exposición se centra en la ética, en cuestiones cuestiones relacionadas con la industria de la construcción y en el punto de vista de los que están directamente involucrados: obreros y arquitectos.

Estos y otros problemas sociales son tratados por los diversos pabellones nacionales y hacen que la visita a los Giardini sea este año especialmente reflexiva. En esta ciudad donde el sol crea unos colores mágicos al atardecer uno refuerza su creencia en que un futuro mejor no sólo es posible sino más fácil de lo que parece, pero -por lo que se ve- difícil de ver por los gobernantes y los que toman decisiones.